En el verano de 2008, David Beckham aterrizaba en Madrid. Florentino Pérez había pagado al Manchester United 36 millones de euros (tal y como está el mercado hoy en día en el mundo del fútbol, sería poco menos que una propina) por un jugador que, casi sin haber tocado el balón, empezó a devolverle la inversión a base de la venta de camisetas con su nombre y su 23 a la espalda.
Sí, David fue el primer prototipo de futbolista que se cuidaba, que era perseguido por las marcas para que les prestara su imagen y que servía como herramienta de marketing dentro de ese nuevo modelo de fútbol negocio que hoy, más de una década después, triunfa. Con aquellos actos, tan solo estaba poniendo los cimientos de un proyecto mayor.
Han pasado casi siete años desde que Beckham colgase las botas. Lo hizo en el Paris Saint Germain, después de un periplo en Estados Unidos que le sirvió para hacer unos contactos que, en la actualidad, le han servido de mucho. ¿A que nos referimos? Es bastante probable que hayáis visto esa foto de David junto a Victoria este fin de semana en un palco de un estadio.
Sir David (sí, se ganó el título de manos de la reina de Inglaterra, no sin polémica) debutó como presidente del Inter Miami, un equipo en el que ha invertido nada menos que 72 millones de euros (sus otros dos socios, Simon Fuller y Marcelo Claure, han aportado una cantidad idéntica), según publicó hace unos meses el ‘Daily Star’. El mismo medio apuntaba que, este proyecto, es algo en lo que lleva trabajando desde que, en 2007, fichara por Los Angeles Galaxy.
También que es tan solo el primer paso de una aventura mayor: ya tiene en marcha la creación de dos estadios que deben servir para reflotar un deporte que en Europa y América Latina es poco menos que religión, pero que en la zona norte del continente americano, parece no terminar de despegar. Quizás asociar al ‘soccer’, como lo llaman allí, la imagen de Beckham, sea la campaña de ‘marketing’ que necesita esta disciplina para calar en la sociedad estadoundiense.
La compra de un equipo de fútbol es tan solo una de las inversiones con las que David ha tratado de aprovechar las ganancias millonarias obtenidas durante sus años en activo. Sin contar los coches de alta gama de los que ha disfrutado desde que se le conoce (nada que no hagan el resto de futbolistas de primera línea).
Gestión de un patrimonio más que amplio
El pasado mes de septiembre, la pareja adquiría la denominada casa más cara del mundo. 40 millones de euros era lo que desembolsaban por un inmueble en Miami, donde van a tener que parar con asiduidad fruto de esa nueva andadura como dirigente. No es la única propiedad que tienen. En Londres, su centro principal de operaciones, cuentan con un inmueble valorado en 30 millones, y en el que hicieron reformas meses atrás para crear un espacio con el que dar intimidad a su hijo Brooklyn y a su novia.
Y, ¿cómo no acordarse de aquel gesto romántico de él, que le regaló un viñedo a su esposa? Era 2008 y David adquiría la parcela en el angelino Valle de Napa para que Victoria pudiese disfrutar de una de las aficiones adquiridas durante su residente en España: el vino. Estos son solo algunos ejemplos de cómo han sido capaces de invertir con tino una fortuna más que abultada.
El año pasado, la revista ‘Forbes’ calculó que el matrimonio Beckham tendría una fortuna cercana a los 600 millones de euros (más que la mismísima reina de Inglaterra). Para la gestión de todo esto, cuenta con tres empresas de su propiedad. La primera, Footwork Productions, le sirve para canalizar todos los ingresos que lleguen desde el fútbol. La segunda, DB Ventures, para la gestión de todo lo que tiene que ver con la explotación de su imagen por parte de las marcas. La tercera, Brand Holdins Limited, que tiene como objetivo gestionar las iniciativas comerciales del matrimonio.
Todo un entramado con el que se explica por qué, a pesar del paso de los años, David y Victoria siguen siendo grandes figuras del papel cuché y sus empresas (daría para otro artículo aparte con la actividad de la ex Spice Girl) crecen como la espuma. Dicen que lo difícil no es llegar, sino mantenerse. Ellos han encontrado la fórmula mágica.
Fuente: Leer Artículo Completo