La misma mañana que se hizo esta entrevista se anuncia que Carme Chaparro ya no seguirá al frente del programa ‘Cuatro al día’ —Joaquín Prat es el nuevo encargado del espacio— y que su siguiente destino en Mediaset será en ‘Mujeres al poder’, un espacio que le va como un guante y más ahora que acaba de lanzar su nuevo libro, ‘Calladita estás más guapa’ (Espasa), donde las mujeres son el eje central de cada una de sus páginas.
Corazón La última vez que hablamos me dijo que su hija le había hecho prometer que no iba a escribir más libros. Veo que no ha cumplido su promesa.
Carme Chaparro En ‘Calladita estás más guapa’ realmente lo que he hecho ha sido recopilar y actualizar una serie de textos que tenía de hacía tiempo, pero con nueva perspectiva. Tiene gracia que mi hija Laia, al enterarse de que iban a salir las primeras copias, estaba más emocionada que yo. Es entonces cuando te das cuenta de que ser ejemplo para ellas y explicarles porqué haces las cosas funciona.
C. Al menos no cayó en el complejo de culpa que muchas madres arrastran por no estar a tiempo completo con sus hijos.
C.C. Cada uno es libre de elegir la vida que quiere. Yo he dejado de hacer muchas cosas por estar con mis hijas, como renunciar a acudir a muchos eventos que podrían ser interesantes. Ayer, sin ir más lejos, me pasé toda la tarde repasando con ella un examen, pero es que eso a mí también me hace muy feliz. Que vean que se puede compaginar el amor de sus padres y noten que siempre estaremos allí cuando nos necesiten es muy importante. Siempre les repito que nos pidan ayuda cuando lo vean necesario.
C. ¿En su caso la conciliación familiar y laboral es una realidad entonces?
C.C. Sí. Tengo la inmensa suerte de tener un marido que no me ayuda en la casa sino que es de la casa. Todo es de los dos sin distinción. Si él viaja yo estoy más en casa, si soy yo la que salgo él se queda. Nos dividimos las tareas de forma natural, pero es verdad que esto no pasa en todas las familias. ¿Tu crees que en el palco del Bernabéu se habla de conciliación? En cambio en cualquier foro femenino sale ese tema, da igual que sea de altísimas directivas del Ibex 35.
C. ¿Qué interés cree que pueden tener los hombres en su libro?
C.C. Creo que es para los dos sexos. No se trata de que las mujeres estén en lucha contra los hombres sino de que todos intentemos hacer una sociedad mejor. Si escribo del miedo que las mujeres tienen al caminar solas es porque así me lo han contado. No es que los hombres sean malos pero sí hay unos pocos que violan y abusan y por eso es necesario que nos crean y ayuden porque ese miedo del que hablo es real. No hay ninguna mujer que me diga que jamás ha sentido miedo al volver de noche sola a su casa.
C. Usted es madre de dos niñas pero también hay madres de chicos que hoy están preocupadas por la presión que pueden recibir esos jóvenes ante lo que algunos consideran una psicosis generalizada contra el sexo masculino.
C.C. Que los hombres crean que las mujeres les vamos a acusar de algo que no han hecho es una tremenda barbaridad. Lo único que significa es que los hombres no han entendido nada. Puede que haya algún caso aislado de alguien que mienta, pero me preocupa que esas madres que estén temerosas de que a sus hijos los puedan señalar como violadores no han comprendido nada.
C. ¿A qué responde que se hable hoy en día de feminazis?
C.C. A mí me lo han llamado también. Las cifras no engañan e indican que la igualdad real no ha llegado. Cuando no hay argumentos lo fácil es el insulto.
C. En sus páginas habla de la tiranía que hay con el cuerpo femenino. Reivindica las estrías, la celulitis, los kilos… sin embargo usted está estupenda y muy delgada.
C.C. Yo me cuido. Me pongo desodorante, me ducho, me depilo… Eso no tiene nada que ver con que sea feminista. Lo que es importante es saber qué cosas hacemos por la presión social. En mi caso lo hago porque me gusto más así, pero ojalá un día me sintiera libre para enseñar mis estrías, que claro que las tengo. Más importante que eso es no tener que mostrarse siempre alegre o feliz. Hay que lucir la tristeza y pedir ayuda cuando sea necesario. Compartir las emociones es el primer paso para entender que somos iguales.
C. ¿Qué es lo que más le ha costado mostrar de sí misma?
C.C. Soy una persona con muchos altibajos emocionales y desde que conocí a mi chico, Berna, que por cierto fue en el funeral de Lady Di, me he anclado en la felicidad. Él me ha enseñado a no bajar de la línea de flotación y saber navegar con la corriente en contra. A mí, que me costaba compartir esas cosas, he entendido que ayudo más a la gente cuando confieso mis debilidades. Lo que nunca comparto son momentos con mis hijas. Cuando sean mayores ellas decidirán si quieren estar en las redes sociales, pero mientras sean niñas no las mostraré ya que no quiero tomar decisiones de las que ellas no son conscientes.
C. Después de 22 años con su marido supongo ya habrán pasado por todas las fases de la relación. ¿Cómo se logra ese equilibrio?
C.C. Respetándonos. Es verdad que Berna es mi ancla en la vida y lo que más me gusta es que cuanto más nos conocemos más sabemos porqué hacemos o decimos determinadas cosas. Siempre nos hemos dejado espacio entre los dos, podemos salir por separado y dejar que corra el aire, pero sabemos cuándo hay que decir te quiero. Yo por ejemplo jamás me voy de casa sin darnos un beso de despedida, como tampoco nos vamos a dormir con una discusión en alto. El mejor momento del día para mí es cuando, tras acostar a las niñas me quedo apoyada en el hombro de mi marido hablando o viendo alguna serie. Los dos conocemos nuestros defectos y nos toleramos. Reconozco que no podía haber elegido mejor compañero de vida. La muerte de Lady Di nos hizo encontrarnos pero el azar no lo es todo. Hay que cuidar la relación y saber apoyarse mutuamente. Yo sé que siempre nos tendremos.
C. ¿Qué hubiera sido de su lucha por las mujeres de haber nacido hombre?
C.C. Mi suerte en la vida es que mis padres siempre me han dado libertad para elegir mi camino pero me enseñaron lo que era el esfuerzo y el valor de las cosas. Y en Mediaset nunca he sentido esa diferencia entre hombres y mujeres y por eso no creo que mi vida hubiera sido distinta. El otro día se lo comentaba a Vasile y solo me pidió que diera visibilidad a muchas mujeres en mi nuevo programa. Se trata de un formato muy cuidado y elaborado por el que a partir del 22 de noviembre ya no seguiré en ‘Cuatro al día’. Estoy muy contenta con que se quede Joaquín Prat. Ha sido un trabajo maravilloso pero no puedo compaginarlo con ‘Mujeres al poder’ que hoy es mi gran reto. Me da mucha pena por el gran equipo que hemos hecho entre todos y solo espero seguir acudiendo a las cenas ya que la amistad no pienso perderla.
C. ¿Qué visión tiene de lo que está ocurriendo en su tierra natal de Cataluña?
C.C. Vivo en Madrid desde hace años pero en mi casa hablo catalán con mis hijas. La suerte es que la gran mayoría del independentismo es pacífico. Si la gente se sienta a dialogar y se cumple la ley se llega al entendimiento. En Cataluña hay dos millones de independentistas y otros dos que no lo son, por eso es tiempo de hablar para que la Cataluña que está dividida se vuelva a unir y que España también vuelva a querer a Cataluña. Hay catalanes que necesitan sentir que España les quiere. El Reino Unido consiguió que Escocia no se fuera cuando en su campaña ante el segundo referéndum usaron el lema de que ellos también les querían
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