La hija mayor del rey Guillermo Alejandro y de la reina Máxima de Holanda es una adolescente atípica dentro del glamour de la realeza europea. Para empezar, su aspecto físico es la gran baza de los bullies en internet y los medios de comunicación menos afines a la realeza de los Países Bajos. De ella se ha dicho ya prácticamente de todo, que es gorda, fea, de talla grande, que le han regalado su título académico… una campaña difícil por parte de una adolescente de tan solo 17 años. El hecho de que se decidiera este año de que el estado holandés dedicaría 1,6 millones de euros a pagarle un sueldo, tampoco ha ayudado demasiado a revalorizar su imagen.
Qué se dice en los medios de Catalina Amalia de Orange
Desde que sus padres ascendieron al trono holandés, cuando ella tenía apenas 10 años, la princesa ha sido molestada en redes con casi siempre los mismos insultos centrados en su aspecto físico y su exceso de peso, una propensión a subir de talla que habría heredado de su madre que también tuvo que aguantar todo tipo de comentarios al respecto en su juventud.
La cosa fue a peor cuando a los 13 años cuando Catalina Amalia de Orange llevó en una visita de la familia real a la nieve un anorak que usó su madre cuando estaba embarazada. Desde ese momento su título extraoficial para muchos de sus bullies pasó a ser para siempre “la princesa plus size” o, directamente, “la princesa gorda”.
La campaña de body shaming contra la adolescente no ha cesado desde entonces y, en ocasiones, ha encontrado eco en los medios de comunicación. Sin ir más lejos este mismo enero el programa holandés Die TV-Kantine realizó una parodia de la princesa (que no olvidemos que sigue siendo una menor de edad) en la que un humorista se disfrazó de ella enfatizando su peso.
En realidad Catalina-Amalia lleva representando a la monarquía holandesa desde que tenía 15 años en algunos actos puntuales, pero su perfil sigue siendo muy bajo. Como ella misma declaró en el primer evento en el que respondió algunas preguntas de periodistas, hasta a ella misma se le hace difícil asumir que algún día herederá el trono. Por su parte la propia reina, su madre, aún no la ve como una adulta, para ella Catalina Amalia sigue siendo su bebé.
Si es un misterio saber si su participación en la vida pública vale más de un millón de euros al año también es un misterio saber cómo se está formando la princesa para hacer frente a su futura labor. Los rumores falsos sobre si va a estudiar en una u otra universidad (hasta la ubicaron cursando el Bachillerato en China en una ocasión), no ayudan a verlo claro.
El consejo de su padre de que antes de ponerse a estudiar dedique un año a viajar por el mundo y conocer gente tampoco tranquiliza a sus detractores que no se toman demasiado en serio a la princesa. Aunque en realidad el rey está siendo sincero con su propio sistema de aprendizaje y gobierno, no en vano durante 20 años fue copiloto a escondidas en KLM, lo que le permitió viajar, conocer gente y relajarse (según él).
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