Sucedió hace varios días. Lady Gaga reunía a un sinfín de voces de la música a nivel mundial para un concierto benéfico ‘online’ con el objetivo de recaudar fondos para ayudar a frenar la pandemia. Entre los invitados, Paulina Rubio, de quien no se puede dudar su peso en el ‘show business’ artístico, pero que no estuvo a la altura de las circunstancias…
La chica dorada ofreció un espectáculo bochornoso, apareciendo en una condiciones que dieron mucho de lo que hablar en los días siguientes. No contenta con ello, se burló de la situación al día siguiente con una parodia en su cuenta de Instagram con la que mostraba cero arrepentimiento.
Ahora, alguien que la conoce muy bien, se ha manifestado al respecto asegurando que no le sorprende lo más mínimo ese comportamiento. Nos referimos a su exmarido y padre del mayor de sus hijos, Nicolás Vallejo-Nágera, más conocido como Colate. Este ha roto su silencio desde Miami, hasta donde se trasladó poco antes de que comenzara el estado de alerta para poder estar cerca de su hijo.
«Desgraciadamente sí lo he visto, muchas veces hago esfuerzo para no ver cosas que no me gustan pero en este caso creo que me lo han enviado como 300 veces y desgraciadamente lo he visto. Es un tema triste y preocupante, es un tema que me apena y me preocupa muchísimo, tampoco me sorprende, pero evidentemente es triste», explica en unas declaraciones a Europa Press.
Es evidente que el comportamiento y su estado no es bueno»
Si bien es cierto que Colate cree que las cosas se han exagerado algo y que no cree que su intención fuera «hacer lo que hizo», trata de echarle un capote añadiendo que «tampoco creo que estuviera haciendo lo que dicen que estaba haciendo». Eso sí, considera que debería poner remedio: «Es evidente que el comportamiento y su estado no es bueno y creo que debería hacer algo al respecto. Yo la conozco mejor que nadie y es un tema que me entristece y me preocupa mucho, pero no puedo hacer nada».
Muy tranquilo y sincero, revela que lo que más le gustaría es poder enterrar el hacha de guerra con ella, pero que la otra parte no está muy por la labor. «Es algo que yo llevo intentando más de nueve años, hace tiempo que tiré la toalla, sé que por más que sea lo lógico y lo razonable, nunca va a ocurrir. Tiene que haber cambios, por mi parte las puertas siempre están abiertas para hacer las cosas razonables por la persona que tenemos en común, pero las esperanzas y la ilusión no son muy altas«, explica desde ese confinamiento al otro lado del charco.
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