¡Cómo ha cambiado la situación en cuestión de unos días! Durante el cierre de la semana pasada nos reíamos al escuchar a Chenoa pedirle a una reportera que no le acercarse el micro porque no quería contagiarse.
Poco hizo la extriunfita, que ahora ya sale con guantes y está preocupada por la boda que tiene previsto celebrar en junio y a la que espera que nadie falle por la pandemia.
Y es que el virus que se originó en Wuhan nos ha contagiado a todos. A unos físicamente y a otros a nivel económico, empresarial, familiar… Pero todos estamos contagiados, al menos en Madrid y algunas otras grandes ciudades de la geografía española. Recibo mensajes de colaboradores que huyen al Sur o que se van a sus pueblos de origen, más pequeños, donde esperan no contagiarse y teletrabajar, ese concepto tan moderno que llevan practicando mucho países desde hace tiempo y que España, como en todo, quiere implantar en un día.
Se nos van a caer las manos de tanto gel desinfectante, y hemos llenado las despensas de comida ¡cómo se nota que hemos vivido la guerra! Hasta el primer ‘royal’ infectado, Carlos de Habsburgo-Lorena, nieto del último emperador de Austria-Hungría, no se imaginaría que su imagen daría la vuelta al mundo y su enfermedad le daría la popularidad que no le ha dado su título.
Al cierre de esta edición las previsiones son que se infecte al menos un 60% de la población. Nos quejamos de que se nos acaban los famosos de los que hablar y es que solo hay que ver que aún ninguno se ha contagiado o se lo ha callado, porque no es rentable comercializarlo. Desgraciadamente, es cuestión de días.
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