Constantino y Ana María de Grecia se casaron el 18 de septiembre de 1964 en la Catedral de Atenas. Asistieron siete reyes reinantes, tres en el exilio y ochenta y siete príncipes y princesas. Constantino acababa de subir al trono, tras morir su padre, el rey Pablo, y la celebración fue un gran acontecimiento en Grecia, un derroche de alegría y de majestuosidad, que los griegos celebraron en la calle. Ana María se convirtió, del brazo de Constantino, en la reina más joven de Europa.
Pero su reinado duró poco: el 21 de abril de 1967 un pelotón de paracaidistas del Ejército asaltó el palacio familiar de verano de Tatoi, a unos 30 kilómetros de Atenas, y desalojó a los jóvenes monarcas. Ana María estaba embarazada de ocho meses de su segundo hijo y, en ese momento, estaba tratando de dormir a su hija mayor, Alexía. En los primeros momentos del golpe, aislado y confuso, Constantino pactó con los Coroneles para mantenerse en el trono. Pero el 29 de junio de 1973, la Familia Real griega salió hacia el exilio, poco después de que Constantino intentara un contragolpe para desalojar a los Coroneles del poder. En 1974, quedaba abolida la monarquía en Grecia tras un referendum. Los griegos denostaban los manejos de la monarquía para interferir en la política, especialmente los de la reina Federica, a la que consideraban una mujer de carácter intolerante y manipulador.
https://www.instagram.com/p/CFR8JqNKuIN/
Una publicación compartida de DNARoyals (@dnaroyals)
La familia se instaló en Londres, en el elegante barrio londinense de Hampstead, donde nacieron sus dos hijos pequeños. Siempre gozaron de la protección y el cariño de la reina Isabel. Constantino emprendió algunos negocios. Sus propiedades en Grecia habían sido expropiadas y la familia salió del país casi con lo puesto. No pudo volver a Grecia en 40 años, salvo unas horas, en 1981 para enterrar a su madre, la reina Federica, en el palacio de Tatoi. Pudo regresar definitivamente con su familia en 2013. Desde entonces, él y Ana María viven en Porto Heli, una tranquila localidad costera, en una gran casa frente al mar en la que suelen reunir a toda la familia –incluidas las hermanas de Constantino, la reina Sofía y la princesa Irene– en verano y en la celebración de cumpleaños. El lugar es idílico. Está muy cerca de importantes restos arqueológicos como el teatro de Epidauro o Micenas. También disfrutan de su yate, el Afroessa.
Desde el principio la de Constantino y Ana María fue una romántica historia de amor y, a pesar del sufrimiento del exilio, ha perdurado hasta hoy, cuando Constantino tiene más de 80 años. Han permanecido unidos frente a la adversidad y en eso han sido bendecidos por el destino.
Ana María era una de las princesas “it” de los primeros sesenta, siempre vestida y tocada con los diseños más favorecedores del momento. Diademas de flores, abrigos en tonos pastel, redecillas, faldas “evasé”, las primeras camisetas de algodón. Constantino y la hija de Federico IX de Dinamarca, se conocieron en Copenhague durante un viaje oficial de los reyes de Grecia a Dinamarca. Eran primos. Él tenía 19 años y ella apenas 13 y empezaron a escribirse. Su romance fue secreto durante largo tiempo. Constantino tuvo claro su amor desde el primer momento por aquella princesa alta y rubia y de ojos verdes, siempre sonriente, pero los padres de ella no estaban de acuerdo. Consideraban que era demasiado joven y rechazaban una y otra vez las invitaciones para pasar unos días de vacaciones en Corfú de la reina Federica, la madre de Constantino, que le apoyaba sin fisuras, al igual que su hermana, la reina Sofía, en cuya boda, en 1962, volvieron a encontrarse a escondidas.
https://www.instagram.com/p/CA7PuYoJaMM/
Una publicación compartida de Andreas Megos (@andreas_megos)
En cuanto ella cumplió los 18, se celebró la boda. Ana María renunció al luteranismo y abrazó la fe ortodoxa para poder casarse. Su vestido de novia estaba inspirado en los diseños dieciochescos y el velo, una joya familiar de los Glücksburg, lo llevaba sujeto con una tiara de Cartier, regalo de Khedive de Egipto a la abuela de la novia. Los novios pasearon por las calles de Atenas en carroza descubierta, entre el fervor del gentío.
Han pasado más de cincuenta años y el matrimonio de Constantino y Ana María sigue pareciendo una roca. Ni un rumor, ni un comentario malicioso han brotado nunca sobre ellos. Constantino, cuya salud se ha deteriorado en los últimos años tras sufrir una embolia, tiene ya más de ochenta años. No pudo celebrarlos el pasado mes de junio. Tenía planeada una gran fiesta con toda la familia, pero hubo de suspenderla por la pandemia. Su familia es una familia unida, pero, sin duda, lo que más quiere a su lado es a la princesa Ana María.
Fuente: Leer Artículo Completo