De misa y con amigos: la rutina imperturbable de Isabel II ante su año más difícil

Isabel II volvió este domingo a misa después de cancelar su cita con el Instituto de Mujeres de Sandringham a cuyas reuniones asiste desde 1943. A la reina la ha acompañado esta semana la princesa Ana en lugar del príncipe Andrés como la pasada. Su hija está más o menos al margen (su hijo Peter Phillips ha participado en un anuncio de leche británica en China que no ha gustado mucho en el Reino Unido) de las muchas polémicas en las que actualmente está envuelta la familia real británica.


El Brexit de Harry y Meghan

La monarca se prepara en Norfolk para arrancar un año que no se plantea precisamente sencillo con muchísimos frentes abiertos y un país a punto de hacer efectivo el Brexit. Aunque la salida que más ha tocado de cerca a la reina ha sido, sin duda, la del **príncipe Harry y Meghan Markle ya en Canadá** -tras unas navidades y un verano sin visitar a la reina en Sardingham ni en Balmoral y en su lugar recorrer Europa en jet privado, una forma de viajar ni tan sostenible ni concienciada como la pareja trata de etiquetar sus actos públicos- dispuestos a iniciar allí una nueva vida, con menos privilegios reales y más margen para disfrutarlos en la intimidad (o, al menos es lo que ellos quieren, estar fuera de los focos y poder criar a su hijo Archie como un niño cualquiera).

El príncipe Andrés y en ‘caso Epstein’

El paso atrás de los duques de Sussex había hecho olvidar en cierta medida el gran escándalo que afecta a la familia real británica: la amistad del príncipe Andrés con el magnate fallecido Jeffrey Epstein presuntamente implicado en una red de explotación sexual con menores. El domingo pasado, sin embargo, la reina hizo que lo recordáramos llevando al duque de York a misa. Dicen que es su hijo favorito y con este tipo de gestos la reina trata de escenificar una cierta unión familiar y un respaldo a quien lo necesita en los momentos más complicados. Como muestra de esa palmadita importante en toda familia, sea o no royal, la monarca invitó a pasar las navidades en Sandringham a la princesa Beatriz y a su prometido Edoardo Mapelli Mozzi, cuya boda está prevista -sin la pompa real que tuvo la de su hermana Beatriz- esta primavera. Venían a sustituir a Meghan a Harry y al pequeño Archie. Para compensar la falta de royals más cercanos a la reina, los dos hijos mayores de los duques de Cambridge se sumaron por primera vez a la tradicional misa de Navidad. Una reverencia de la princesa Charlotte a la monarca devolvió la sonrisa a quienes les acompañaron (y llenaron de regalos) en los alrededores de la iglesia de Santa María Magdalena, y seguramente también a la reina.

Los Cambridge: entre la perfección y el ¿’affair’?

Los duques de Cambridge afianzan su imagen de máxima profesionalidad en estos meses donde hemos visto a los Sussex quejarse en público de las dificultades que supone ser parte de la familia real, anunciar querellas contra medios de comunicación por supuestas vulneraciones de su intimidad y confirmar públicamente los rumores de un distanciamiento entre Guillermo y Harry (y en consecuencia de Kate y Meghan), pero en 2019 también han dado algún que otro quebradero de cabeza a la reina. En abril saltó la noticia de que el príncipe Guillermo había tenido una aventura con una amiga de la pareja, la marquesa de Cholmondey. Esta habría tenido lugar durante el último embarazo de Kate Middleton. Tras las especulaciones y el rumor acallado, la marquesa Rose Hanbury reapareció hace unas semanas en Sandringham junto a los Cambridge para asistir a la fiesta por el 38 cumpleaños de Kate Middleton algo que aleja el affair, lo difumina, o lo borra incluso de un panorama en el que los duques de Cambridge y sus tres hijos son de lo más impecable de la familia.

El duque de Edimburgo y su accidente de coche

Antes de Harry y Meghan anunciaran su inesperada decisión de salir de la familia real y ser económicamente independientes solo unos meses después de haberse mudado de Kensington Palace a Frogmore Cottage, en el tradicional discurso de Navidad, la reina se refirió al 2019 como un año “lleno de baches”. Los observadores entendieron que se refería a todo esto, y a alguna cosa más: como el aparatoso accidente que sufrió el príncipe Felipe hace ahora un año. El todoterreno que conducía duque chocó contra un turismo cuyas ocupantes resultaron heridas. El duque de Edimburgo tuvo disculparse y, aunque salió ileso, a sus 97 no le quedó más remedio que renunciar a una de sus grandes pasiones: dejar de conducir.

2019 fue para la reina uno de esos años para olvidar, al margen del nacimiento de su nieto pequeño Archie que evidentemente fue motivo de alegría (no sabemos si el único), comparable con aquel 1992 calificado por la propia monarca en el discurso por el 40 aniversario de su coronación como “annus horribilis”.

2019 como 1992

El año que España celebraba los Juegos Olímpicos y la Expo de Sevilla, los Windsor lidiaron con la separación del príncipe Andrés y Sarah Ferguson tras la publicación de unas comprometedoras fotos de esta última –Fergie regresó a la vida royal en 2018 pero el príncipe Felipe sigue sin querer que duerma bajo su mismo techo y cuando algo así ocurre, la duquesa de York es la que se va-, el divorcio de la princesa Ana y Mark Phillips, la biografía sobre Diana de Gales escrita por Andrew Morton con detalles sobre su complicado matrimonio con el príncipe Carlos y el anuncio de su separación (no se confirmó hasta 1996 solo un año antes de la muerte de Lady Di), un devastador incendio en el castillo de Windsor…

El príncipe Carlos, ¿regente?

Pasaron todos estos años tratando de cambiar una imagen de la familia real que parecía renovada hasta que todo empezó a saltar por los aires. Y ahí está el príncipe Carlos,el eterno príncipe, observándolo todo una vez más mientras se comienza a hablar de un reinado de transición en el que él sea un príncipe regente y ella una reina más o menos retirada hasta que cumpliera los 95 años y le cediera el testigo completo al príncipe de Gales convirtiendo de esta manera a Camilla Parker Bowles en ¿reina?

El 6 de febrero se cumplen 68 años de la muerte del rey Jorge VI, padre de Isabel II, fecha hasta que la monarca suele quedarse en Sandringham después de las vacaciones navideñas. El 21 de abril cumplirá 94 años, a punto de celebrar, el 2 de junio, 68 años de reinado. Desde luego que no le falta experiencia que le ayude a capear temporales. Veremos cómo afronta los que vienen.

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