La familia real británica se reune hoy en Sandringham para hablar, cara a cara, de la nueva situación del príncipe Harry y Meghan Markle. Tras hacer pública su decisión de ser "independientes financieramente" y abandonar la familia real, la reina Isabel II ha convocado al príncipe Carlos y el príncipe Guillermo, además de a los duques de Sussex–Meghan tendrá que hacerlo a distancia, puesto que está en Canadá–para hallar una solución.
Sin embargo, lo que también parece necesitar una solución es la actual relación entre Harry y el resto de miembros de la monarquía británica, especialmente la reina. Según fuentes de palacio, la situación es muy tensa, pero Isabel II hará lo necesario para no perjudicar el nombre de la Corona británica, que se encuentra en un momento delicado tras la salida forzosa del príncipe Andrés, por su implicación en el escándalo de Jeffrey Epstein.
Según fuentes cercanas a Isabel II han declarado a Vanity Fair USA, este ha sido un duro golpe para la reina: “Después de todo lo que ha hecho por Harry, (la reina) se siente monumentalmente decepcionada. Todo lo que ella ha hecho es acomodarlo a él y a Meghan desde el principio. La familia está muy molesta por cómo se han comportado los Sussex, sobre todo por el impacto que ha tenido en la Reina, que tiene un marido muy frágil, todo el problema del príncipe Andrés con el que lidiar y ahora Harry, que se está comportando como un adolescente rebelde. Ha soltado una bomba y ha dejado a la Reina recogiendo las piezas. No ha sido bueno para su relación. Lo que alguna vez fue una relación muy cálida y divertida, entre abuela y nieto, se ha disipado”.
Además, indican que las tensiones entre ambos no son recientes, sino que se remontan a los preparativos de la boda de los duques de Sussex. Ya entonces se produjeron discusiones sobre qué tiara luciría Meghan y la pareja rechazó el personal de la reina al contratar a su propia florista y a los reposteros de la tarta nupcial. Desde ese momento, se ha producido una serie de desplantes por parte de los Sussex que han dañado su relación con la monarca: el bautizo de Archie, al que Isabel II no habría podido asistir porque los duques no avisaron con suficiente antelación, el hecho de que no asistieron este verano a Balmoral o su ausencia estas navidades en Sandringham, entre otros. De ahí que la reina no tuviera presente a la pareja en su discurso de Navidad, que no aparecía en ninguna de las fotografías sobre su escritorio. Sí estaban, por el contrario, los duques de Cambridge, Carlos y Camilla, el rey Jorge VI y el duque de Edimburgo.
A la espera de saber qué ocurrirá en la reunión de hoy, la reina mantiene la esperanza de que Harry no se aleje por completo de la realeza: "Tal vez sea algo generacional, o la forma en que fue criada, pero el deber lo es todo para la Reina y para ella esta es la parte más perturbadora de todas", y añade: "Al fin y al cabo, ella tiene 93 años y esto ha sido un verdadero shock para ella".
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Así es Sandringham por dentro, la casa de recreo de Isabel II donde se reúnen hoy para tratar la crisis de Harry y Meghan
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