Los cuentos de princesas relatan que es posible encontrar el amor verdadero con un príncipe, vivir en un castillo inmenso con mariposas revoloteando en frondosos jardines y comer perdices hasta el fin de los días. Pero en la vida real, esto no siempre es posible. Lo hemos podido comprobar en la familia real británica y recordarlo a través de The Crown, donde el compromiso con la corona suele entrar en conflicto con las leyes del corazón.
Ejemplo de ello fue el matrimonio de Jorge VI con Wallis Simpson, con el correspondiente desprecio de la familia real a la pareja y la consecuente renuncia al trono del monarca. La relación frustrada de la princesa Margarita con el héroe de la Segunda Guerra Mundial, Peter Townsend, por ser divorciado y tener 16 años más que ella. O la historia del príncipe Carlos con Camilla Parker-Bowles. Aunque muchos definen esta última como un triunfo del amor, otros piensan que la relación es fruto de una traición.
Hemos conocido a Camilla en tres situaciones diferentes: como amiga del príncipe Carlos, como mujer del brigadier del ejército británico Andrew Parker Bowles y en su papel actual de duquesa de Cornualles. En sus inicios, la reina Isabel II le tenía gran estima. Incluso durante su matrimonio, pues los padres de su esposo eran grandes amigos de la Reina Madre. Pero cuando la reina se enteró del affaire de Camilla con su hijo, vetó su entrada a palacio durante varios años. A pesar de ello, Carlos no dejó de visitarla. Así lo aseguró Diana en la famosa entrevista que concedió a la BBC en 1995: “Éramos tres en mi matrimonio, y eso es una multitud”.
Tras la muerte de la princesa del pueblo, la reina tampoco cedió su bendición a Carlos y Camilla. Según el libro Rebel Prince de Tom Bower, jamás la perdonaría por su adulterio y por no haberle permitido que Carlos rehiciese su matrimonio con Diana. Pero cambió de parecer. La constancia del príncipe de Gales y la reforma de la ley matrimonional por parte de la Iglesia anglicana (permitiendo segundas nupcias con divorciados), se resolvió en la boda de la pareja en la capilla de Windsor con la bendición de la reina en abril de 2005.
A partir de entonces pudimos ver cómo la familia real comenzó su acercamiento con la antes despreciada Camilla. Un cambio iniciado vehementemente por Isabel II. En 2007, protagonizaron su primer acto público juntas. Incluso condecoró a Camilla con la Gran Cruz de la Real Orden Victoriana, el máximo reconocimiento. Aparece del brazo de Carlos en todos los actos oficiales, viven juntos y si Carlos llega al trono, aunque no sería reina, sería reconocida como princesa consorte.
Pero estos esfuerzos se han visto eclipsados por la cuarta temporada de The Crown. La serie refleja una imagen del príncipe Carlos egoísta y obsesionado con Camilla. Que incluso no duda en gritar y despreciar a la indefensa y resignada Diana. Un perfil que algunos expertos han defendido como “catastrófico, populista e inexacto”. Muchos fans de Diana han decidido a expresar su devoción por la princesa y su rechazo a Camilla en la cuenta oficial de Buckingham en Instagram. La polémica ha llegado a las generaciones más jóvenes, que han hecho vídeos en Tiktok reprochándole a Carlos haber elegido a la persona equivocada.
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Muchos mensajes con corazones seguidos del nombre de Diana, quejas e insultos han copado los comentarios de las fotos en las que aparece la duquesa de Cornualles. "Entiendo que fue hace mucho tiempo, pero honestamente, estoy muy enfadado porque Camilla y Carlos estaban casados, pero ignoraron a sus cónyuges. Les fueron infieles y ahora son elogiados como futuros reyes de Inglaterra. No me lo trago", escribe uno de los usuarios. Incluso hay quien le espeta a la @royalfamily que “no le intenten meter a Camilla con calzador”.
Si bien es cierto, otros usuarios han salido en defensa de la pareja real. Comentan que “el amor verdadero ha triunfado por fin, que Camilla hace una gran labor para la Corona y que Carlos solo fue una víctima del sistema”. A pesar de la bendición de la reina de Inglaterra, parece que la interpretación de los hechos del creador de la serie, Peter Morgan, ha removido las aguas. El debate está servido con cubertería de plata.
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El soberbio estilo de Wallis Simpson, la mujer que no pudo ser reina (así que se vistió como si lo fuera)
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