En el plano informativo, el momento no puede ser más tóxico. Sucede cuando las dos partes de un conflicto filtran versiones contrapuestas e interesadas que impiden ver el bosque. Imposible comunicar ahora mismo un relato fidedigno acerca de lo que separa a Josep María Mainat (73 años), uno de los productores de televisión más poderosos de la historia reciente y probablemente el hombre que más dinero ha ganado con sus programas, y su esposa, la alemana Angela Dobrowolski (37 años). Se casaron en 2012 tras varios años de relación, cuando él tenía 64 años y ella, 29. Tuvieron dos hijos que tienen 8 y 4 años, y que están bajo la custodia de su padre. No está claro quién quiere divorciarse de quién en qué condiciones, pero parece que la fortuna de Mainat, cercana a los 100 millones de euros, inevitablemente pesa. El productor podría haberle ofrecido a su ex unos 8.000 euros al mes en pago de un divorcio amigable, cosa a lo que ella se negó. Una reciente sentencia le adjudica mucho menos: unos 1.500 euros al mes. Sin embargo, el conflicto continúa.
La guerra se manifiesta en denuncias (dos de ella: por coacciones y agresión leve), investigaciones policiales (entre otras cosas, por un supuesto intento de asesinato: ella le habría inyectado insulina a él, que terminó ingresado por un coma diabético) y programas de televisión que ya pugnan por declaraciones y testigos chequera en mano. El culebrón ya ha entrado en la nebulosa de la especulación-ficción de Telecinco y no hay vuelta atrás.
El ‘caso Mainat’ sigue su curso televisivo frente a la puerta metálica que da acceso al chalet del productor en Barcelona, una lujosa casa en la que Dobrowolski se atrinchera junto a un tal Gabriel, un escort latino que terminó en comisaría cuando su ex Alina, una astróloga y economista rusa, acudió a la casa a reclamar su equipaje. Se ha hablado de orgías, de drogas, de prostitución, de la obsesión de él con no envejecer y de la de ella por el dinero.
De hecho, parece que la ex pareja de Mainat ha iniciado una nueva actividad emprendedora: alquila las lujosas habitaciones con jacuzzi por horas, días o semanas a personas que ejerzan la prostitución de lujo. Todo sucede prácticamente en directo y frente a las cámaras apostadas en la puerta del citado chalet, al que vemos llegar paquetes de Amazon y la comida que Josep María Mainat envía a su ex, para no dejarla absolutamente desamparada. Un juez dictaminó que Angela Dobrowolski tendría que haber salido del domicilio familiar el pasado lunes.
El ‘caso Mainat’ transcurre a golpe de filtraciones y declaraciones en el culebrón non stop de Telecinco, una cadena decidida a exprimir hasta las últimas consecuencias la sordidez de esta separación. Muchos cronistas sugieren que el karma ha atrapado al productor que inventó ‘Crónicas marcianas’ y trajo a España ‘Gran Hermano’: va a ser hecho picadillo por el mismo negocio que él ayudo a crear y le hizo rico, eso que algunos llaman ‘telebasura’ y otros, ‘entretenimiento’.
“Basurero, a tus basuras”, escribía el pasado abril Ramón de España en Crónica Global. «Si existiera en nuestro país un equivalente del tribunal de La Haya centrado en los crímenes contra la cultura, el banquillo lo estrenaría Josep María Mainat«, sentenció el crítico, especialmente por “todos los años que ha dedicado a la fabricación de telebasura, género desde el que ha contribuido como pocos a que los españoles fueses más idiotas de lo que ya eran”.
Gestmusic fue la productora de contenidos televisivos con la que Josep María Mainat concibió un éxito tras otro, desde ‘Crónicas Marcianas’ a ‘Operación Triunfo’, e importó formatos como ‘Gran Hermano’, hoy retirado de escena por el escándalo de la supuesta violación de una concursante ante la pasividad de las cámaras. El ‘late night’ presentado por Javier Sardá fue el programa contenedor que llevó el entretenimiento a los lugares menos edificantes, hasta el punto de considerarse uno de los espacios clave en la exploración de los contenidos basura en la tele.
Se emitió de 1997 a 2003 y en su tiempo fue famoso por retribuir a sus invitados con alrededor de 1.800 euros por noche. Gestmusic era una máquina de hacer dinero porque sus audiencias eran las más altas: ‘Moros y cristianos’, ‘No te rías que es peor’, ‘Lluvia de estrellas’, ‘Hotel Glam’, ‘El bus’, ‘Operación triunfo’… Todos sus programas se emitían en ‘prime time’ y en todas las cadenas. Se vendió en 1995 por la friolera de 90 millones de euros.
«¿Telebasura ‘Crónicas Marcianas’, una cosa divertida y transgresora que ocurría a la una de la madrugada?», se defendía Josep María Mainat en una entrevista en la revista ‘Jot Down’. «Pues no sé si se puede llamar basura a ese programa que partía de una creatividad y de una energía brutal. Puede gustar más o menos, resultarte más o menos divertido. Y el directo, que tiene cosas fantásticas, puede hacer que el plató se descontrole un poco de vez en cuando. Pero es un programa que hizo historia. Para mí la basura, si tengo que recurrir a esa palabra, no es eso».
Quizá no debamos quedarnos en la disquisición terminológica, sino fijarnos en las prácticas. Todos los programas de televisión que hacen hoy sangre del ‘caso Mainat’ saben de la adicción a las drogas de Angela Dobrowolski, razón por la cual el productor se negaba a darle dinero o controlaba sus salidas. De hecho, se ha señalado cómo lleva siempre los brazos cubiertos, para quizá evitar que se vean las marcas que sí se pudieron contemplar en los brazos de la astróloga y economista Alina durante su entrevista en ‘Sábado Deluxe’. ¿Acaso importa a alguien que se esté televisando la autodestrucción de una enferma y sus alrededores? Y si no importa porque entretiene, ¿puede ser esto considerado telebasura o no?
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