El día ha llegado. Hace solo unos minutos, Meghan Markle y el príncipe Harry han asistido a la celebración que tuvo lugar en la Abadía de Westminster para celebrar el Día de la Commonwealth, una fecha fundamental para Isabel II.
Esta cita era súper especial para Meghan, no solo porque volvía a ejercer, en cierto modo, su papel como duquesa de Sussex, sino también porque era la última vez que lo haría (al menos, en calidad de royal). Quizás por eso, Kate Middleton decidió dejarle todo el protagonismo a Markle, y prefirió repetir un abrigo color burdeos de Catherine Walker, que ya le habíamos visto en la misa de Sandringham durante las Navidades de 2018.
Por su parte, Markle -que también lució un tocado como manda el protocolo- estrenó un vestido verde esmeralda de tubo y largo hasta la rodilla de Emilia Wickstead. Un diseño espectacular que lució como mejor sabe: con unos salones nude de Aquazzura.
Y con un bolso de Gabriella Hearst, que ya le habíamos visto y que Demi Moore lució en la boda de Eugenia de York para hacerle un guiño a la entonces duquesa de Sussex. Pero no podemos dejar de pensar en el vestido, que estiliza aun más su silueta. Por cierto, el tocado es obra de Williams Chambers.
Aunque, sin duda, lo más impactante ha sido el saludo entre Markle y Middleton, que se han mostrado especialmente frías. Cuando la duquesa de Cambridge llegó a la abadía, su cuñada ya había ocupado su banco y, sin levantarse, se limitó a sonreírle. Y a pronunciar un evidente ‘Hola’. No hemos visto la cara de la receptora, pero lo que es evidente es que ella tampoco se acercó.
En cualquier caso, hoy ha sido el último día que tengan que vivir una experiencia así. Al menos, por el momento.
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