La semana pasada, era la propia Lydia Lozano la que explicaba a la audiencia de ‘Sálvame’, desde su casa, el motivo por el que llevaban días sin verla. La colaboradora tenía síntomas que podrían ser compatibles con el coronavirus y, aunque no le habían podido hacer la prueba, por prudencia estaba confinada en su casa.
A pesar de esa situación, esta misma semana, y siempre desde el aislamiento junto a su marido, Lydia entraba de nuevo por videoconferencia en el programa. Lo que no se imaginaba es que la dirección del programa le tenía preparada. Una jugada que provocaba que Charlie, su marido, que siempre se ha mantenido al margen de los medios de comunicación, interviniera por detrás.
A Lozano le advertían que le tenían preparada una sorpresa. Una que no era nada agradable… En plató, José María Franco, el que fue su informador sobre una presunta tensa conversación entre Rocío Carrasco y su hija, Rocío Flores, hace poco y que resultó ser falsa. Además, aseguraban que tenían unos audios de Franco que podrían comprometerla.
Verle allí y escuchar que su reputación podría quedar comprometida, no le hizo ni pizca de gracia. Ni a ella ni a su marido. «No entiendo nada«, eran las palabras de Lozano, que por si tuviera poco con el encierro, hacía frente a estas acusaciones. Por detrás, su marido gritaba instándole a que colgase el teléfono y dejase de vivir esa situación de tensión.
«¿Es Charlie? ¿Te está pidiendo que cuelgues?«, le preguntaba Jorge Javier Vázquez, presentador del programa. Ella, lo admitía de manera innegable: «Es que Charlie está flipando, me está viendo gritar, está escuchando gritos…».
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