La reina Isabel II y su marido Felipe de Edimburgo celebran hoy su 72º aniversario de boda, y aunque toda la familia real ha intentado aparentar normalidad para felicitarles en este día tan importante, finalmente un asunto urgente ha impedido a la monarca celebrar con su marido tan importante fecha: decidir urgentemente el papel que tendrá su hijo Andrés dentro de la monarquía. Y no ha tardado mucho en hacerlo. Según acaba de comunicar el propio duque de York, se retira de la vida pública hasta nuevo aviso para no hacer daño a la institución.
La culpa la ha tenido la previsible implicación del príncipe en el caso Epstein, un escándalo sexual que ha conmocionado a la opinión pública británica después de conocerse que el fallecido magnate estadounidense Jeffrey Epstein presuntamente invitó a Andrés de Inglaterra a una fiesta donde se abusó de jóvenes menores de edad.
Al menos eso es lo que afirmó en Nueva York frente al juez hace más de un mes Virginia Giuffre, una de las 20 mujeres que fueron presuntamente víctimas de Epstein y a la que, según su testimonio, el magnate obligó a mantener relaciones con Andrés de York. Y no fue eso lo único que dijo. Al parecer, el hijo de la reina sabía desde 2011 de estos abusos y no denunció nada, de ahí que pidiera que le obligaran a testificar en este caso.
Nada más saltar a la prensa su nombre, Andrés de York emitió un comunicado afirmando que jamás “vio, fue testigo o sospechó de ningún tipo de comportamiento de la clase que consecuentemente llevó a Epstein a ser arrestado y encarcelado". Algo que no enfrío para nada los ánimos, que pedían al royal ser más concreto al respecto.
Esa era en teoría la razón por la que concedió una entrevista el pasado sábado a la BBC para aclarar todas las dudas existentes sobre su amistad con Epstein. Pero lejos de hacerlo, sus vagas palabras al respecto enfadaron más si cabe a la opinión pública y sobre todo a la prensa, que ha presionado desde entonces a la casa real para que dejara de apoyarle y tomara de una vez cartas sobre el asunto.
Tanto que la reina Isabel II ha tenido que dejar de lado sus sentimientos como madre y aceptar apartar a su hijo de la agenda oficial y de cualquier acto relacionado con la monarquía, tal y como asegura el comunicado recién emitido por el duque de York al respecto.
“Me ha quedado muy claro en los últimos días que todas las circunstanciasrelacionadas con mi antigua relación con Jeffrey Epstein se han convertido en un problema serio para el valioso trabajo que hace mi familia en numerosas organizaciones y ONGs con las que estoy muy orgulloso de apoyar”, reza el primer párrafo.
“Es por eso que he pedido a su Majestad si podía apartarme de mis obligaciones públicas hasta que se aclare todo en el futuro, y ella me ha dado su permiso”, explica, antes de repetir casi las mismas palabras con las que contestó varias preguntas de su tristemente famosa entrevista.
“Sigo muy arrepentido de no haber juzgado bien mi asociación con Jeffrey Epstein. Su suicidio ha dejado muchas preguntas sin responder, especialmente para sus víctimas. Yo personalmente simpatizo profundamente con cualquiera que se haya sentido afectado en este caso y que quiera que todo se aclare de una vez. Lo único que espero ahora es que, con el tiempo, sean capaces de reconstruir sus vidas”, afirma.
“Por supuesto, estoy dispuesto a ayudar a cualquier autoridad legal con sus investigaciones, si así lo requieren”, concluye Andrés, dando por seguro que tarde o temprano va a tener que sentarse frente a un juez a contar todo lo que sabe. Y eso es algo que la Corona solo puede permitir que ocurra si ya no forma parte de ella, de ahí que hayan tomado esta decisión inminente.
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