Los fans de la difunta princesa Diana pudieron conocer la semana pasada algún detalle más de la historia de su familia gracias a su hermano, el conde de Spencer. El conde (padre de Eliza y Amelia Spencer, estrellas de la portada de Tatler del mes de marzo), usó Instagram para conmemorar el que habría sido el cumpleaños de su madre, la honorable Frances Shand Kydd. Compartió un retrato de su madre que ha encandilado a los observadores de la realeza, ya que algunos han detectado un gran parecido familiar con su hija, Diana.
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Publicada en Instagram el 20 de enero, la imagen muestra el cuadro apoyado en una estantería. El pie de foto de Charles Spencer escribe: "Mi madre – en este, el que sería su 85º cumpleaños. Nació en Sandringham, Norfolk, el mismo día que murió el rey Jorge V, en la misma parroquia. Murió tres días después del 50º aniversario de su matrimonio con mi padre". Este retrato se encuentra en la biblioteca de Althorp House".
Con sus grandes ojos azules y su fina estructura ósea, varias cuentas han señalado las similitudes entre Frances y su hija menor, con comentarios como: ‘Igualita a Diana’ y ‘Preciosa, ya veo de dónde sacó Diana su impresionante aspecto’. El parecido con la familia ha continuado también con las nietas de Frances, ya que Eliza y Amelia comparten su piel y cabello claros y sus llamativos rasgos.
¿Quién era la elegante Frances? Nacida como la honorable Frances Ruth Roche en Park House, una propiedad en la finca real de Sandringham, el 20 de enero de 1936, el nacimiento de Frances coincidió efectivamente con la muerte del Rey Jorge V, como ha señalado recientemente su hijo. Estaba estrechamente vinculada a la familia real británica por ser hija de Maurice Roche, 4º Barón de Fermoy, que era amigo del rey Jorge VI, y de Ruth Roche, baronesa de Fermoy, confidente y dama de compañía de la Reina Madre (entonces reina Isabel). Frances también formaba parte de un linaje de mujeres glamurosas que sería continuado por sus propias hijas y nietas, ya que su abuela paterna era la prominente heredera y socialite estadounidense Frances Ellen Work.
El 1 de junio de 1954, Frances se casó con John Spencer (entonces vizconde de Althorp). La unión de dos eminentes dinastías fue todo un acontecimiento para la alta sociedad, que se celebró en la Abadía de Westminster con la asistencia de la reina y de otros miembros de la Familia Real. Con tan sólo 18 años, Frances fue la mujer más joven en casarse en la famosa abadía en unas cinco décadas. La pareja tuvo cinco hijos: Lady Sarah McCorquodale, Jane, baronesa Fellowes, el honorable John Spencer (que desgraciadamente murió a las pocas horas de nacer), la princesa Diana y Charles, actual Conde de Spencer. Entre los numerosos nietos de Frances se encuentran Lady Amelia y Lady Eliza Spencer, así como sus primos hermanos, los duques de Cambridge y Sussex.
A pesar de su numerosa prole, el matrimonio de Frances con John no fue feliz. La relación de la pareja se rompió y, en 1967, Frances lo dejó por Peter Shand Kydd,heredero de la fortuna de su padre en Australia en el sector del papel pintado, lo que provocó un escándalo en la alta sociedad. Peter también estaba casado, y Frances fue citada como "la otra mujer" en la demanda de divorcio de Janet Shand Kydd contra su marido. La vida de Frances cambió entonces drásticamente tras su presencia en el centro de la aristocracia inglesa. Al casarse con Peter en 1969, la pareja se trasladó a la isla escocesa de Seil. Compraron una granja del siglo XVIII llamada Ardencaple, a 10 kilómetros de la ciudad costera escocesa de Oban, donde tuvieron una vida tranquila y rural, dividiendo su tiempo entre Seil, Londres y una de las granjas de ovejas de Peter en Yass, Nueva Gales del Sur.
En 1976, John Spencer, por entonces octavo conde, se casó por segunda vez con Raine, condesa de Dartmouth (hija de la novelista Barbara Cartland). Tras una ardua batalla por la custodia entre Frances y su antiguo marido, John ganó, aunque a su propio hijo, Charles, no le gustaba su madrastra, a la que apodó "Acid" Raine. Frances y Peter se separaron después de que él la dejara por una mujer más joven en 1988, y Frances consideró que el escrutinio de los medios de comunicación al que había estado sometida la pareja fue un factor que contribuyó al fracaso del matrimonio. La relación de Frances con sus hijos –a los que dejó cuando Sarah, la mayor, tenía 12 años, y Charles, el menor, sólo tres– siguió siendo complicada. Se dice que tuvo que lidiar con el nivel de atención mediática generado por el compromiso y el matrimonio de Diana con el príncipe Carlos, y el posterior divorcio de la pareja. Al parecer, Frances y su hija menor (Diana) no se hablaban cuando se produjo su trágica muerte en 1997.
Tras el fin de su segundo matrimonio, Frances siguió residiendo principalmente en Seil. Llevó una vida de relativa soledad, se hizo católica y se convirtió en una devota filántropa. Fue una ferviente defensora de varias organizaciones benéficas católicas, así como de la Handicapped Children’s Trust, la Royal National Mission for Deep Sea Fishermen y la National Search and Rescue Dogs Association. En octubre de 2002, las joyas de Frances fueron robadas de su casa en Escocia, mientras ella estaba fuera prestando testimonio en el juicio del antiguo mayordomo de Diana, Paul Burrell, acusado de robo relacionado con las posesiones de la difunta princesa. Se sabe que a Frances no le gustaba Burrell, y al que en una ocasión llamó "otro colgado que se aprovecha de la fama de Diana".
Frances falleció en su casa de Escocia a los 68 años el 3 de junio de 2004, tras sufrir Parkinson y un cáncer cerebral. Su funeral se celebró en la catedral católica de Oban, con la asistencia de sus hijos y nietos, incluidos los príncipes Harry y Guillermo, que leyeron en la ceremonia. Una mujer que llevó una vida turbulenta pero fascinante y que también fue objeto de una biografía de Maxine Riddington; Frances: The Remarkable Story of Princess Diana’s Mother, publicada en 2003.
Artículo original publicado en Tatler y traducido por Estrella Ariza. Acceda al original aquí.
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