La noticia bomba del verano acaba de salir y ha sido un auténtico tsunami en el mundo del corazón: el torero Enrique Ponce y su mujer, Paloma Cuevas, se separan tras 24 años de matrimonio.
El matrimonio confirmó la noticia en un comunicado donde aclaran que aún no han iniciado los trámites del divorcio y que estaríamos ante un cese temporal de convivencia, pero lo cierto es que nada indica que los Ponce vayan a protagonizar una batalla ante los juzgados, sino que, en caso de aceptar la ruptura, la suya sería de mutuo acuerdo y siempre pensando en el bien de sus dos hijas, Paloma y Bianca, hoy la gran preocupación de sus padres.
Aunque la noticia ha saltado antes de lo que sus protagonistas hubieran deseado lo cierto es que ante los hechos no han podido negar la mayor y han confirmado un run run que en ciertos círculos se oía desde hace más de un año y que siempre habían negado en su entorno.
Es verdad que en los últimos años las pocas salidas en público de carácter social que el matador había hecho solían ser en solitario. Ponce justificaba las ausencias de Paloma bien por motivos de ocuparse de las niñas bien por la situación que vivían sus suegros, Victoriano Valencia y su mujer Paloma, tras la muerte de su hijo Nano por un infarto de miocardio en 2014, golpe del que no acaban de remontar según amigos de la familia.
Ponce vivió esa pérdida con la misma pena que su familia política y no dudó en que sus suegros se instalaran a vivir con ellos en su finca de Jaén donde todos han pasado el confinamiento y donde siguen residiendo a pesar de las circunstancias. Especialmente volcada en sus padres, Paloma Cuevas entendió que la mejor manera de poder estar pendiente de ellos era conviviendo en la finca o en su casa de Madrid y evitar estar desplazándose de una residencia a otra.
A pesar de que la relación entre la pareja sigue siendo lo más agradable posible para que sus hijas no tengan por qué sufrir las consecuencias de una ruptura, lo que todo apunta es que en las próximas fechas habrá que tomar decisiones más drásticas sobre cómo gestionar este cese temporal y hasta un divorcio que aún está por definir.
El matrimonio ha querido aclarar que su final está más relacionado con las tensiones y distancias que marcan la carrera del diestro y la complicación de compaginarla con una vida familiar más estable. Es verdad que, tras la cornada que Ponce sufrió hace ya un año todo parecía apuntar a que su retirada estaba cerca, algo que su mujer le pedía en muchas ocasiones, pero finalmente superó la dolencia y se recuperó para estar plenamente en forma y regresar a los ruedos donde sigue siendo feliz.
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