Japón ya tiene príncipe heredero. Fumihito, conocido como príncipe Akishino, ha confirmado su nuevo estatus dentro de la Casa Imperial en una ceremonia pospuesta y reducida al mínimo como consecuencia de la pandemia de Covid-19. El príncipe de 54 años ha vestido traje tradicional naranja y ha recibido de manos del su hermano, el emperador Naruhito, (60) la legendaria y valiosa espada Kusanagi-no-Tsurugi que según la tradición japonesa representa la virtud del valor.
A su lado, su mujer, la princesa Kiko, con el precioso kimono de 12 capas llamado juni-hitoe y la pequeña tiara dorada que acompaña a este elaborado atuendo. Tras una breve ceremonia tradicional de 15 minutos, Rikkoshi Senmei no gi, en el Palacio Imperial de Tokio, ha tenido lugar una pequeña audiencia real a la que han asistido unas 50 personas -lejos de las 350 invitadas en un primer momento- y en el que las mujeres de la familia imperial han lucido algunas de las tiaras más espectaculares de su joyero real.
La emperatriz Masako ha optado por la tiara Meiji, la misma que llevó para la cena tras la ceremonia de entronización del emperador Naruhito el pasado mes de octubre y de la misma forma: con el collar de diamantes de doble vuelta combinada con los pendientes de diamantes y varios broches alusivos a la Casa Imperial. La tiara Meiji, reservada para emperatrices, la creó la firma Chaumet en 1885 para otra mujer con el mismo nombre que al casarse con el emperador Meiji adoptó el nombre de Haruko y fue la primera emperatriz en desempeñar un papel público propio.
La tiara que ha escogido la princesa Kiko es también una pieza importante. La tiara Scroll la llevó Masako durante los eventos que rodearon la boda con el entonces príncipe heredero Naruhito en 1993, y antes que ella Michiko Shōda cuando se casó con Akihito, los padres del actual emperador. Es, por tanto, la tiara de las princesas llamadas a ser emperatrices consortes, aunque en el caso de Kiko esto puede que no suceda y que sea la mujer de su hijo quien ostente el título real.
Con esta ceremonia concluyen los actos de sucesión imperial que comenzaron en agosto de 2016 cuando el emperador Akihito confirmó su intención de abdicar, posibilidad que se aprobó un año después pasando a ser el único emperador que ha abdicado en casi dos siglos. En mayo de 2019 comenzó el reinado de su hijo Naruhito y con él el de la nueva era Reiwa. La proclamación de Fuhimito como koshi, el título que recibe el primero en la línea de sucesión, tiene relevancia porque con él confirmado, los japoneses dicen adiós a la posibilidad de tener en un futuro cercano a una emperatriz cosa a la que, por otra parte, no se oponen. Fue precisamente el nacimiento del hijo del príncipe Akishino y la princesa Kiko, Hisahito (ahora tiene 14 años), lo que provocó que el gobierno pospusiera un cambio en la ley sálica o en el sistema imperial permitiendo, por ejemplo, que las princesas no pierdan sus títulos si se casan con plebeyos, como ocurre en el caso de los varones.
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