El reportaje de la revista ‘Tatler’ sobre Kate Middleton no ha hecho ni pizca de gracia en Kensigton Palace. La casa real británica ya ha tenido suficiente revuelo en los últimos meses y saben que la única manera de cortar los rumores, es salir al paso de ellos. Justamente eso es lo que han hecho tras leer esa información que, a su juicio, no se ajusta de manera fiel a la realidad.
Pero empecemos por conocer qué se dice de la duquesa de Cambridge en las páginas de esa revista. En el reportaje, que habría sido supervisado por Kensigton y que titulaban como ‘Catalina la Grande’, se sostiene que se encuentra «exhausta y atrapada». Una situación que se debería al exceso de carga de trabajo desde que el príncipe Harry y Meghan Markle rompieran con sus obligaciones reales. Un antes y un después en la vida de Kate, agobiada por ese exceso de tarea.
El artículo está envuelto en inexactitudes y falsas representaciones»
Desde palacio no tardaban en contestar con un comunicado que, si bien pretende defender a la mujer del príncipe Guillermo e intentar alejar las sombras de esa ruptura que existiría en el seno de la familia. Aunque hay quienes han tildado de poco contundentes esas líneas en las que se hace hincapié en que hay inexactitudes en el texto, pero no indican cuáles. «El artículo está envuelto en inexactitudes y falsas representaciones», son las palabras con las que tratan de refutar la idea un Sussexit, que supondría un movimiento similar al de Harry y Meghan, pero de Guillermo y Kate.
Lo cierto es que se prevé que, si bien la reina Isabel IIno llegará a abdicar (es una posibilidad más que remota por su carácter), su hijo y heredero, Carlos de Inglaterra, sí que deberá ir asumiendo más tareas fruto de esa delegación que deberá hacer la monarca por su avanzada edad. Una especie de regencia de carácter extraoficial que provocaría un efecto dominó, aumentando aún más las obligaciones de los duques de Cambridge.
Una situación que planearía sobre la cabeza de esa Kate a la que han dibujado como «furiosa», porque ve cómo tiene que asumir lo que otros van dejando, y a lo que tiene que sumar la crianza de sus hijos (con o sin ayuda, no deja de ser parte importante de su día a día). Un escenario que genera una nueva controversía en la monarquía británica, que no da de sí para saltar tantos charcos como se cruzan en su camino.
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