Que el príncipe Harry y Meghan Markle no se encuentran en su mejor momento de popularidad, no es ningún secreto. Como tampoco ese pulso que le echaron a la prensa británica, demanda de por medio, y que les ha costado el descontento de la reina Isabel, que los excluyó de su discurso de Navidad.
Sobre todo, porque decidieron poner tierra de por medio y pasar unas fiestas plagadas de tradiciones y protocolos para la familia real inglesa. Se rumoreó que pasarían la Nochebuena en Los Ángeles, con la madre de ella. Pero lo cierto es que los duques de Sussex, en compañía de su hijo, Archie, se refugiaron en Canadá. Allí gozaron de una mayor privacidad y tranquilidad. Algo que añoran en el país natal de él.
La prensa británica, aún a riesgo de equivocarse y ganarse otro litigio con ellos como oponentes, asegura que el matrimonio está ya planeando su mudanza a Canadá de manera definitiva. Unos rumores que se han desatado tras la visita de Harry y Meghan al Alto Comisionado de Canadá para agradecer la hospitalidad con la que se les acogió. Es más, desde Buckingham no se han apresurado a desmentir este extremo…
Sorprende que se haya acudido a agradecer el trato recibido cuando era un viaje privado sufragado con dinero público. Y este es otro punto sobre el que sostiene la teoría de que pudieran trasladarse próximamente allí. O, al menos, que se esté fraguando una visita oficial. De momentos, ellos guardan silencio.
Claro, que no están las cosas en la corona británica como para alzar al voz o dar, si quiera, pistas que puedan malinterpretarse. Parecen haber optado por una ley del silencio que debe restaurar la normalidad y la discreción en la que siempre se ha amparado la familia real liderada por Isabel II.
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