Este podría ser el motivo por el que Shakira y Gerad Piqué no se casan (y no nos dan la boda que todos queremos ver)

Aunque el timeline oficial (con presentación en Instagram incluida) dicta que Shakira y Gerad Piqué no comenzaron a salir juntos en marzo de 2011, todos sabemos que tras aquel Waka Waka sudafricano del Mundial de fútbol de 2010 había más de una miradita y más de dos que delataban que algo se estaba cociendo.

Ahora, 10 años después, ese algo ha cristalizado en una de las parejas más estables (y millonarias) del panorama celebrity: él sigue en lo más alto con su carrera de futbolista y ella sigue siendo una diva divina de la canción, como demostró en la Super Bowl del año pasado. Son padres de dos niños preciosos, se ríen de su diferencia de edad de 10 años y todo parece presagiar que van a seguir siendo así de ricos, guapos y enamorados durante bastante tiempo. Eso sí, sin boda de por medio.

A la pregunta de por qué no se casan la colombiana suele responder por los dos, y sus respuestas tienen más de síndrome de Peter Pan que de argumento de mujer de más de cuarenta años: no se casa con Piqué para seguir siendo “la fruta prohibida”. Más que como esposa quiere que su pareja la siga viendo como su novia. Cómo se compagina que te vean como la eterna novia cuando ya has parido dos criaturas y has estado cambiando pañales codo con codo es un secreto que suponemos que la de Barranquilla se llevará a la tumba.

Sea por puro misticismo romántico o porque les da la real gana, la realidad es que seguramente el miedo al compromiso de Shakira tenga que ver más con la “papelofobia” que ha desarrollado tras su separación de su anterior pareja que por sus intentos de mantener la llama de la pasión encendida a todo gas.

Shakira mantuvo una relación con Antonio de la Rúa que duró 11 años. La casualidad quiso que en 2010 Shakira conociera a Piqué grabando el famoso Waka Waka y para cuando coincidieron en Sudáfrica, en julio de ese mismo año, la cosa ya no había forma de pararla. La cantante salió del paso publicando un comunicado diciendo que ella y Antonio de la Rúa se habían dado un tiempo “de crecimiento” en lo personal en agosto, aunque no en lo profesional (él ejercía labores de manager) y en enero de 2011 dio por terminada la relación con el argentino.

Que tu pareja te pida un tiempo y acabe copando las páginas de la prensa rosa agarrada de la mano de un hombre más joven, más guapo y más rico que tú no le sienta a nadie bien y la solución a esta infidelidad personal y laboral se tuvo que resolver en los tribunales. Aunque Shakira y Antonio de la Rúa habían firmado un acuerdo en 2006 que dictaminaba qué pasaría con sus finanzas si se separaban, el ex de Shakira la denunció por todo lo denunciable.

En 2012 pidió que congelaran la cuenta suiza de la cantante porque consideraba que esos beneficios también eran suyos; en 2014 se fue a Estados Unidos a interponer dos demandas distintas en las que pedía en total más de 76 millones de euros para compensar los buenos consejos que le había dado a la artista a lo largo de su carrera; también la demandó por no cumplir un acuerdo verbal de 2004 a través del cual Antonio de la Rúa aseguraba que Shakira se había comprometido a que siempre iban a trabajar juntos… Y mientras, no dudó en instalar a su familia en una finca uruguaya que nominalmente era tanto de Shakira como de él.

Resolver todos estos juicios le costó a Shakira cinco años de juicios, abogados y tribunales. No nos extraña que no le queden ganas de ir a registro civil a firmar ni un solo papel más en lo que le queda de vida. Con dos niños de por medio y su estatus de “fruta prohibida” intacto, la cantante vive mucho más tranquila sin más acuerdos prematrimoniales, bodas y papeleos por delante.

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