Steve Bing, de 55 años, ha muerto al precipitarse al vacío desde el piso 27 de Ten Thousand, un lujoso rascacielos entre Beverly Hills y Santa Monica, en el área metropolitana de Los Angeles. La policía descarta que se trate de un crimen. La confirmación definitiva de su "terrible final" la ha dado su ex, la actriz y modelo Elizabeth Hurley, con quien tenía un hijo en común, el modelo de 18 años Damian Hurley.
"Me apena más allá de lo concebible que mi ex Steve ya no esté con nosotros", escribía Hurley en su Instagram. "Es un terrible final. Nuestro tiempo juntos fue muy feliz (…) y, aunque pasamos por momentos difíciles, son los buenos y maravillosos recuerdos de un hombre bueno y dulce los que importan. Durante el último año recuperamos el contacto. Hablamos por última vez con motivo del 18 cumpleaños de nuestro hijo. Son noticias devastadoras y quiero agradeceros a todos vuestros adorables mensajes".
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Bing era el heredero de una fortuna inmobiliaria neoyorquina valorada en unos 520 millones de euros. Un dinero con el que no sólo se había convertido en productor de Hollywood, sino en un importante filántropo y abanderado de causas políticas. Discreto y siempre en segundo plano, su figura cercana al Partido Demócrata y en especial a Bill Clinton, a quien financió a lo largo de los años con cerca de 10 millones de euros, incluyendo viajes diplomáticos a Corea del Norte.
Un dinero que también le había enfrentado a su padre, el magnate Peter Bing, debido a la herencia que recibirán sus hijos: Damian, nacido en 2002 de su relación con Hurley, y Kira Bonder, nacida Kira Kerkorian a finales de los noventa, con la tenista Lisa Bonder, por entonces casada con el millonario de las Vegas Kirk Kerkorian, 48 años mayor que ella. Los abogados de Peter Bing intentaron que ambos nietos se quedasen fuera de la herencia de Leo S. Bing, el fundador de la fortuna familiar y padre de Peter, por haber nacido fuera del matrimonio. Hace un año, en verano de 2019, los hermanastros (con el apoyo de su padre) ganaron la batalla judicial para poder acceder algún día al fondo que nutría la fortuna de Steve.
Steve Bing, por su parte, llevaba décadas abriéndose camino en Hollywood, donde tocó varios palos: fue guionista en las tres primeras entregas de Desaparecido en combate, la saga que en 1984 convirtió a Chuck Norris en estrella de la acción de serie B en la era Reagan. También dirigió un thriller menor guionizado por él mismo en 1994, A cada suspiro, protagonizado por la antigua estrella juvenil del Brat Pack ochentero, Judd Nelson. Pero, sobre todo, era conocido por su labor como productor y colchón financiero de proyectos diversos, como dos de las películas de animación 3D de Robert Zemeckis, Polar Express y Beowulf, con Tom Hanks y Angelina Jolie respectivamente; Get Carter, con Sylvester Stallone; o la reciente secuela de Kingsman, con su última productora, Shangri-La Pictures.
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