- La diseñadora, que ha pasado unos momentos difíciles tras el robo de su última colección, repasa las luces y sombras de su vida con Samanta Villar y le confiesa el recuerdo de su ex, Pedro Jota Ramírez, que conserva con más cariño.
- Además, Ágatha desvela el motivo por el que se peleó con sus hermanas. «Hubo una cosa que yo consideré una traición», dice.
Ágatha Ruiz de la Prada ha hecho un recorrido por su biografía junto a Samanta Villar en ‘Samanta y la vida de…’, de Cuatro. La diseñadora habló de su infancia y su familia y desveló de dónde viene la mala relación con sus hermanas. «Cuando yo empecé a trabajar, me traje a mis hermanas y empezamos a trabajar juntas… Estuvimos unos siete años, que ya es bastante. Yo empecé y primero vino Ana y luego Isa… Me parecía muy bonita la idea de que trabajaramos juntos pero de repente, eso se fue al garete y fue el mayor disgusto de mi vida… ¿Me peleé con mis hermanas? Hubo una cosa que yo consideré una traición por parte de mis hermanas», desvela Ágatha, que en anteriores declaraciones desveló que tenía una hermana secreta, y cuenta el motivo de su disgusto.»Yo estoy en Barcelona, llamo no me cogen, llamo no me cogen. Veinte veces llamo o más. Lo dejo y vuelvo a llamar más tarde y me cogen: Oye pero que hacéis que he llamado cuarenta veces y no me habéis cogido el teléfono. Y entonces, me dice mi hermana «Vengo de casarme». Yo me quedé, me quedé en estado de shock, pero estado de shock. No lo entendí. Todo el día con tus hermanas, duermes con ellas, les cuentas todo… Yo tenía una sociedad y para que nadie se sintiera ofendido, yo di el 33% a cada uno, fue uno de los mayores errores de mi vida. Ellas tenían el 66% de la sociedad pero para mí, mis hermanas eran todo, ¿entiendes? Ahora para mí la familia no es el centro del universo», asegura.
Junto a Samanta, Ágatha viajó hasta la finca familiar de Brea del Tajo, en Madrid, que era de sus abuelos y allí se reencontró con Rosario Crespo, quien fue su cuidadora cuando era solo una niña y con quien mantiene el contacto. «A Rosario le gustaba mucho Raphael y lo ponía a todas horas y estaba todo el día bailando», recuerda la diseñadora mientras que la niñera cuenta cómo Ágatha se pintaba las manos y dejaba sus huellas en las paredes de una habitación que su abuelo tenía para eso. «Mi abuelo vendió una finca que tenía en la Diagonal y le ofrecieron comprarse Marbella entero con un amigo, y en lugar de Marbella se compró tres fincas, una de ellas ésta que no vale nada», desvela.
Ágatha es amante de los animales desde pequeña y cuenta cuántos tiene en la finca. «11 ovejas, 15 perros, 70 gallinas, una burrita y ponys. Tengo cuatro caballos grandes y dos pequeños» y pidió que le soltaran a los perros para que fueran a saludar. Así fue como conocimos a Perro Jota, su mascota más especial y una de las pocas cosas que conserva, con cariño, de su ex, Pedro J. Ramírez. Y es que este can de la raza chow chow fue el regalo de la redacción de ‘El Español’ cuando Pedro fundó el periódico digital y recibió ese curioso nombre. Pero tras la separación, el perro se quedó con Ágatha quien le llama, cariñosamente, Jota. «El grande, Gucci, se ha hecho pis encima del pobre Jota», decía Ágatha junto a sus animales.
Tupac, Jimmy y Jota
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Jota no es el único animal al que la diseñadora le tiene especial cariño. En julio de 2018, durante una de sus visitas al programa ‘Viva la vida’, Toñi Moreno le regaló un perro al que bautizó como Jimmy y con el que la hemos podido ver en desfiles.
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