Hace tres semanas, Gonzalo Caballero sufrió una gravísima cogida. tanto, que él mismo ha reconocido que se vio entre la vida y la muerte. Así lo ha manifestado a mediodía a su salida del hospital San Francisco de Asís tras recibir el alta. Lo ha hecho emocionado, agradeciendo el cariño recibido durante este tiempo.
«Se supone que los toreros tenemos que estar preparados, pero en el transcurso a la enfermería notaba cómo salía un grifo de sangre. Pedí que le dijeran a mi madre que la quería, sentía que se me iba la vida», explicaba a las puertas del centro médico, en una silla de ruedas que empujaba, precisamente, su madre.
«Las personas de mi entorno comenzaron a animarme. Ahí me di cuenta de que la vida se trata de caer y levantarse, de aprender, empecé a soñar con la tarde de mi reaparición», continuaba el torero antes de lanzar un mensaje positivo: «Lo voy a dar todo para volver el año que viene, ahora me toca ganar un gran número de batallas».
Los propios médicos le han recomendado paciencia, porque aún le quedan unos meses alejado de los ruedos. Y el jefe del equipo de cirujanos que le intervino ha hecho hincapié en el peligro real que hubo con Gonzalo: «Fue angustioso porque vimos cómo la vida de una persona joven se podía ir«.
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