Hablamos con Nicolás de Grecia: El rey Juan Carlos nos hacía fotos durante las vacaciones en Marivent sin que nos diéramos cuenta

El príncipe Nicolás de Grecia y Dinamarca (Roma, 1969) descubrió su amor por la fotografía en España cuando era un niño: “Mi tío, el rey Juan Carlos, tomaba retratos de la familia durante las vacaciones en Marivent. Utilizaba una cámara con teleobjetivo para capturar la naturalidad. Cuando revelaba las fotos y las enseñaba, nos sorprendíamos porque las había hecho sin que nos diéramos cuenta”, me comenta el hijo del rey Constantino de Grecia desde su residencia de Atenas.

De adolescente, comenzó a disparar el objetivo para imitar al marido de su tía, la reina Sofía. Pero cuando en 1988, en un paseo en barcaza por Bangkok con su abuela, la reina Ingrid de Dinamarca, su equipo quedó totalmente destrozado por una tormenta, el príncipe abandonó lo que pensaba que era un hobby juvenil para embarcarse en su carrera profesional.

Después de estudiar Relaciones Internacionales en la Universidad de Brown, fue teniente de los RoyalScots Dragoon Guards —regimiento de caballería del Ejército británico—, se mudó a Nueva York como productor de Fox News y volvió a Londres en 1995 para trabajar como banquero. Nada hacía predecir que iba a sentir de nuevo la tentación de fotografiar un tiempo después. Fue en 2011, contemplando un amanecer en Arizona (Estados Unidos) con su mujer, la venezolana Tatiana Blatnik, cuando volvió a sentir el deseo de capturar el momento. En aquella madrugada, su esposa, quien de adolescente fue inmortalizada por el fotógrafo Peter Beard, le planteó: “No hagas fotos para complacer a nadie, solo fotografía lo que te encienda el corazón”.

Una fotografía suya ha sido subastada por 11.000 euros y el español Pedro Gómez de Baeza es uno de sus coleccionistas.

En 2013, cuando una tormenta se acercaba al cielo de Atenas, el primo del rey Felipe VI subió al tejadode su casa con su nuevo equipo para capturar la ferocidad de las nubes. “Al acabar, le conté a Tatiana: ‘Han sido los 30 minutos más increíbles de mi vida’. Ella alucinó: ‘¡Has estado arriba más de tres horas!’. Estás tan absorbido que sientes como si la naturaleza estuviera conectando con tu espíritu”, me confiesa el príncipe. “Es fantástico descubrir una pasión pasados los 40. ¡Es liberador!”, añade Nicolás, quien ha cumplido 50 años y lleva siete como fotógrafo.

El financiero Pedro Gómez de Baeza tiene una fotografía de seis metros realizada por el príncipe en lacasa diseñada por Philippe Starck de su finca olivera de Ronda. Nicolás ama España. “Me encantaría captar con mi cámara la belleza de la costa verde, en Cantabria, o los Picos de Europa. No me gustan las ciudades. La naturaleza me da mucha paz”. De momento, se vuelca en Axion Hellas, una organización dedicada a la ayuda médica y al apoyo a la ecología en comunidades remotas de las islas griegas. Hace poco, durante una subasta benéfica, consiguió vender una de sus imágenes por 11.000 euros.

Como buen griego, Nicolás trata de tomarse con filosofía la cancelación de sus muestras en Doha y Chicago debido al coronavirus. Fue su abuela, la reina Federica, quien lo ayudó a calmar su ansiedad de pequeño buscando la luz. Cuando Cecilia, su adorada nanny, murió, la monarca juntó dos cerillas. “Me dijo que una era Cecilia y la otra Dios. Aprendí que la luz es una conexión con lo divino”, finaliza el príncipe, quien ahora la busca con sus fotografías.

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