Aunque a muchos nos parezca que ocurrió hace semanas, fue ayer cuando oficialmente el verano se terminó para dar paso al otoño. Un cambio de estación que curiosamente coincidió con el retorno de Kate Middleton a sus compromisos reales en Londres una fez finalizadas sus vacaciones en Norfolk, donde tanto ella como su marido Guillermo y sus tres hijos también han pasado todo el confinamiento.
Para su regreso a la nueva normalidad, la duquesa de Cambridge escogió un acto cargado de simbolismo: reunirse con un grupo de padres y madres que estos meses han tenido que recurrir a redes de apoyo para superar los momentos más difíciles de la pandemia. Un acto en el que por supuesto se cumplieron todas las medidas de seguridad recomendadas durante la actual crisis sanitaria en el que Kate llamó la atención por su sencillo look.
Consciente de la distancia social ahora es la norma, la duquesa quiso contrarrestarla pareciendo lo más cercana posible al pueblo con un estilismo sencillo y discreto compuesto por simple una camiseta blancade Ralph Lauren y unos pantalones rosas de la firma de ropa low cost Marks & Spencer. Estos últimos, por cierto, reciclados de un traje que Middleton ya llevó el pasado marzo cuando visitó junto al príncipe un servicio de ambulancias de Londres para conocer de primera mano cómo estaban trabajando durante los momentos más duros de la pandemia.
Por supuesto, todos los medios que cubren la información relativa a los Cambridge analizaron ayer al completo este estilismo que Kate completó con unas zapatillas blancas de Superga y que no quiso recargar con demasiadas joyas: solo una pulsera de Halcyon Days, unos sencillos pendientes de aro y un colgante con tres medallas de Missoma.
Pero fue en ese collar precisamente donde a todos se les escapó encontrar el bonito homenaje que la duquesa rindió a sus hijos George, Charlotte y Louis, a los que le habría encantado llevar para que la acompañaran durante esta salida al parque pero que la propia Kate reconoció que los había dejado en casa porque, sobre todo el pequeño Louis, “iba a acabar metido en la fuente y completamente mojado”.
Así que a falta de poder tenerlos con ella en vivo, la orgullosa madre decidió llevarlos muy cerca precisamente en ese colgante de oro en el que cada medalla llevaba grabada la inicial de cada uno de sus retoños: ‘G’, ‘C’ y ‘L’. Un gesto que, por cierto, no es la primera vez que tiene con ellos, ya que a principios de año llevó un collar similar a otro acto pero, esta vez, con las tres iniciales grabadas dentro de la misma medalla. Y sin dejar sitio para ninguna inicial más en el futuro, algo que muchos interpretaron como la señal definitiva de que los Cambridge no tienen intención de aumentar la familia en el futuro.
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