La tarde de ayer en ‘Sálvame’ fue tensa. Tanto, que la presentadora, Paz Padilla, tuvo que cortarles para que se tranquilizaran, porque desde casa era imposible saber qué era lo que estaban diciendo sobre Antonio Tejado, el manejo de sus problemas conjugados con la televisión y lo que ha ido o no diciendo de Ylenia Padilla (el motivo real de su ruptura), que ha estado callada hasta hace un par de semana, sobre si compartía su estilo de vida.
Era la propia Ylenia quien, antes de este debate que se covirtió en un gallinero, se refería a Kiko Matamoros y Rafa Mora como «gorilas». Un concepto que utilizaría Gema López un poco después y que sería el detonante de que el primero de ellos se levantara de la silla y abandonara el plató del programa.
Gema le afeba a Rafa que, sabiendo que su amigo Antonio no se encuentra bien de salud, le llamara (hace ya un par de semanas) para contarle lo que se estaba diciendo en al programa, calentándole la cabeza. Aseguraba que ella eso nunca lo había hecho, echar más leña al fuego de una persona que no se encontraba bien.
Kiko y Rafa se reían, asegurando que había recurrido a esas mismas artes en varios ‘Deluxe’, a lo que ella se defendía sosteniendo, de manera rotunda, que con un amigo, jamás lo había hecho. Era el momento en el que le lanzaba a Matamoros un dardo muy directo, aludiendo a que había gente que comercializaba con su enfermedad. ¿Alguien duda que se refería a esa portada en ‘Lecturas’ sobre el padecimiento de varios tumores que resultaron ser benignos?
Sus dos compañeros seguían gritándole mientras ella permanecía estoica en su puesto de trabajo. Hasta que le comentó a Ylenia que esos «dos gorilas» no iban a conseguir amedrentarla. Kiko se levantaba y se iba hacia el director y, cuando lo tenían casi convencido de que regresara, Lydia Lozano comenzaba a hacer ‘El baile del gorila’ de Melody y caldeaba aún más el ambiente.
Al final, todo quedó en un amago, pero se vivieron unos momentos de tensión en los que Mora no quiso seguir a Matamoros que, al regresar a su lugar en plató, se lo hecho en cara. La defensa de este fue apoyarse en que no querían que, después, le dijeran que no tenía personalidad por salir detrás de él.
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