A pesar de que la familia de Ari Behn quería que el asunto de su suicidio se tratase con la mayor de las discreciones, que les dejasen llorar su pérdida en silencio, lo cierto es que es inevitable que estén saliendo a la palestra ciertas informaciones. Sobre todo, porque la vida del exmarido de Marta Luisa de Noruega parece haber estado marcada por su lucha interna.
Ha sido un buen amigo de Ari, Espen Eirborg, a quien conocía desde hace unos 30 años y con quien compartió varias exposiciones, quien se ha encargado de hablar de cómo fueron esos últimos meses de vida y la tremenda angustia por la que estaba marcado desde hacía mucho tiempo.
Estaba muy preocupado por la muerte y las cosas más oscuras»
«Estaba muy preocupado por la muerte y las cosas más oscuras. Pero no pensé que pudiera hacerlo«, explica Eiborg a la prensa noruega. A pesar de que tuvieron mucho contacto a lo largo de todo 2019, la muerte de su amigo le pillaba celebrando la Navidad en Miami junto a su familia, por lo que no pudo despedirse de él como le hubiese gustado.
«Tenía mucho dentro que no estaba resuelto«, sostiene, alegando que, para él, fue un peso demasiado grande el haber formado parte de la casa real noruega. Consideraba que, esa vivencia, le había impedido desarrollarse como artista. Una losa demasiado grande para alguien con tantas inseguridades.
Porque Espen también se pronuncia sobre cómo lo pasaba con las críticas hacia su obra: «Tenía expectativas demasiado altas de sí mismo y se auto culpaba. Se sintió como un objetivo cuando sus libros y pinturas fueron objeto de las críticas. Y concluye sus declaraciones destacando el lado humano de Behn: «Nunca pronunció una palabra negativa sobre nadie y era muy bueno escuchando a la gente».
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