La complicada relación de Ana Botín con su padre

Seguramente pocos se imaginaban a una de las mujeres más poderosas e influyentes de nuestro país en plena escalada (literal, a una montaña). Pero hay pocos que se resistan a la persuasión de Jesús Calleja y a participar en su ‘Planeta Calleja’. Ana Botín se convirtió en la protagonista de la primera emisión del espacio de Cuatro en este 2020.

La presidenta ejecutiva del Banco Santander se ponía ropa adecuada para escalar los glaciares del Ártico y, en plena expedición, no tenía reparos en hablar de cómo fue la relación con su padre, Emilio Botín (fallecido en septiembre de 2014), tanto en casa como en el terreno laboral, donde no le puso las cosas fáciles para forjarla en la mujer que hoy es.

«Como padre era buenísima. Como jefe hubo sus más y sus menos«, no dudaba en manifestar. Ana no comenzó su carrera laboral al lado de su padre, sino en JP Morgan, en Nueva York. «Nunca me dijo: ‘Ven a trabajar al Santander’. Fue otra persona quien me llamó», aclara, para desterrar la idea de que haya podido ser una «niña de papá».

De hecho, sostiene que la mayor influencia de su vida le vino ejercida por su madre. «Ha sido la mayor influencia de mi vida. Nos educó de una manera muy avanzada para la época», dice sobre ella, a quien valora el hecho de que, en los momentos más duros de su internado, siempre la sintió cerca.

Ana explica que su madre les apuntaba a cuanta actividad extraescolar encontrase: piano, judo, ballet o idiomas después del colegio. «Nos tenían muy ocupada durante el día«, sentencia esta mujer que ha logrado su éxito a base de una férrea disciplina que, sin duda, debe a la educación que recibió en su casa.

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