Nació en el Lower East Side, un ecléctico barrio de Manhattan donde se entremezclan callejones llenos de polvo con exclusivos apartamentos y boutiques de diseño y un legado judío que se plasma en sus tiendas de telas y delicatessen repartidas por Orchard Street. Pero Viggo Mortensen nunca ha sido un neoyorquino al uso… ni una estrella al uso. El actor recibirá el Premio Donostia a toda su carrera del 68º Festival de cine de San Sebastián, donde además presentará su primera película como director, Falling.
Viggo Peter Mortensen (61) venía al mundo el 20 de octubre de 1958 sin saber que sus orígenes marcarían su espíritu nómada para siempre. Su padre, Viggo Mortensen, es danés y su madre, Grace Gamble Atkinson, estadounidense, pero sus raíces también están en Nueva Escocia (Canadá), de donde era su abuelo materno. Sus padres se habían conocido en Noruega y se casaron en los Países Bajos en una ceremonia luterana. Su familia paterna tenía granjas y una ganadería en Dinamarca, pero su padre prefirió el mundo de los negocios y poco después de nacer Viggo, decidía marcharse con la familia a Argentina para tratar de hacer dinero. Se instalaron en la provincia del Chaco, al norte del país y muy cerquita de Uruguay. También vivieron en Buenos Aires y Córdoba.
En Dinamarca descubrió su vocación
Cuando Viggo tenía 11 años, sus padres se separaron y él regresó con su madre y sus dos hermanos a Estados Unidos, donde no volvió a hablar español hasta casi diez años después cuando volvió al Río de la Plata y se sintió de nuevo como en casa. Gracias a esos viajes familiares, Viggo aprendió danés, árabe y francés, y tiene nociones de ruso, sueco y alemán, además de hablar un perfecto español con acento porteño.
En Nueva York estudió Política y Español en la Universidad de Saint Lawrence y al terminar la carrera se marchó un par de años a Dinamarca para pensar en lo que de verdad quería ser. Volvió a Manhattan con las ideas claras y se apuntó a un curso de interpretación en el Warren Robertson’s Theatre Workshop, dedicándose esos primeros años de lleno al teatro en Nueva York y Los Ángeles, donde recibió el Drama Logue Critic’s Award por su papel en la obra Bent.
En 1985 debutó en el cine interpretando a un granjero amish en la película Único Testigo junto a Harrison Ford. Luego llegaron más proyectos y algunas cintas como Un crimen perfecto, con Michael Douglas y Gwyneth Paltrow, o Retrato de una dama con Nicole Kidman. Pero la gran oportunidad le llegaba en 1997 al recibir la oferta de Peter Jackson para entrar a formar parte de la saga El Señor de los Anillos. Fue su hijo Henry Blake, que entonces tenía 9 años, el que le convenció para aceptarlo puesto que era un gran fan de los libros de J.R.R. Tolkien.
Durante dos años se involucró al máximo en el rodaje e incluso se planteó criar en Nueva Zelanda a su único vástago nacido de su matrimonio con la artista y músico Exene Cervenka, cantante del grupo punk X y pionera de ese estilo, con la que estuvo casado desde 1987 hasta 1997. Su papel de Aragon en la trilogía le hizo dar el salto a nivel internacional, aunque a él lo que siempre le ha importado es hacer un buen trabajo y la fama o el éxito siempre fueron secundarios. Durante su extensa carrera ha sido nominado al Oscar en tres ocasiones, la última en 2018 por Green Book.
Díaz Yanes le presentó a Ariadna Gil
2006 sería para él un año importante. Agustín Díaz Yanes le elegía para protagonizar Las aventuras del Capitán Alatriste, basada en la novela de Arturo Pérez-Reverte, donde compartió pantalla con Ariadna Gil (51), la que dos años después se convertiría en su pareja. Para cambiar su acento argentino, Viggo se instalaba en el valle del Curueño, en León, donde perfeccionó el habla gracias al contacto con los lugareños. Pero no fue hasta dos años más tarde cuando Viggo y Ariadna dieron un paso más en esa amistad que habían forjado en el set de rodaje. Los dos coincidían de nuevo en Appaloosa y, aunque ella aún compartía su vida con el cineasta David Trueba, con el que se había casado en 1993, su química fue tal que desde entonces no se han separado.
"De un día para otro se apagó, su pelo se tiñó de blanco, envejeció. su mujer le dejó por eso que los paparazzi llaman una estrella de Hollywood; en realidad se trataba de algo mucho peor: de una estrella de cine que se resiste con uñas y dientes a ser una estrella de Hollywood, lo que le convierte en una estrella de Hollywood al cuadrado, uno de esos tipos con el que todas las mujeres sueñan", escribía Javier Cercas en su libro El monarca de las sombras refiriéndose a la reacción del director de cine al conocer que su pareja se había enamorado de Mortensen.
Doce años de amor discreto
Desde el principio, el actor neoyorquino formó parte de la familia de la actriz, diez años menor que él. El padre de ella es August Gil Matamala, abogado y político del PSUC antifranquista y hoy defensor de la independencia de Cataluña. Incluso, Viggo llegó a significarse con el procés catalán al convertirse en socio del organismo soberanista Òmnium Cultural. Reacios a los photocalls o a aparecer juntos en cualquier evento, Viggo y Ariadna comparten su vida desde entonces y tienen su ‘base’ familiar en el madrileño barrio de Chueca donde reformaron un piso muy cerca de la Gran Vía en 2015 (antes vivía en la Plaza de las Salesas) y donde es habitual verles pasear por el Parque del Oeste, ir de compras o pasar una tarde en alguno de los cines de la zona como los Princesa.
"Ha habido momentos complicados. Ha habido paparazzi durmiendo en el portal de mi casa. No lo entiendes y te sientes indefenso. Y, al final, ¿qué? A Viggo y a mí nos pueden hacer una foto paseando al perro y ya está, porque no damos más de sí. No hay noticia. No hay nada más que enseñar”, decía Ariadna en una entrevista al diario El País. La primera vez que la pareja posó en una alfombra roja fue en febrero de 2019 en la gala de los Premios Oscar en la que Viggo estaba nominado por Green Book y donde también le acompañó su hijo.El actor mantiene una excelente relación con su hijo Henry, que tiene 31 años, y también con los dos hijos de Ariadna Gil, Violeta (23) y Leo (19).
El San Lorenzo, lo “único eterno” para él
Además de su faceta como actor, Viggo Mortensen ha desarrollado una prolífica carrera como poeta, fotógrafo, músico y pintor de arte abstracto (sus obras se han expuesto en varios países). En 2001 fundó la editorial bilingüe Perceval Press y es un apasionado del jazz, disciplina de la que ha grabado varios álbumes. Como curiosidad, en la banda sonora de El Señor de los Anillos: el retorno del Rey aparece su nombre ya que compuso "Aragorn’s Coronation" y cantó los versos escritos por Tolkien.
Una de las grandes pasiones del neoyorquino afincado en Madrid es el fútbol y concretamente el equipo de su corazón, el argentino San Lorenzo de Almagro, equipo del que también se ha reconocido hincha el papa Francisco. “Es lo único eterno para mí”, ha dicho en más de una ocasión. Aunque no es algo que le provoque angustia, en alguna entrevista ha reconocido que al llegar a la vejez su sueño sería “no morir” y que para él cada día es una suerte que hay que aprovechar y disfrutar al máximo. Uno de los tatuajes que lleva en su cuerpo tiene un gran significado para él: un símbolo élfico que se tatuó al terminar la trilogía de Tolkien como agradecimiento por la experiencia que había vivido.
En 35 años de trayectoria en el mundo del cine, Viggo Mortensen ha protagonizado más de 50 películas y en su faceta como productor también ha colaborado en cintas como las argentinas Todos tenemos un plan (2012) o Jauja (2014). En septiembre recibirá el Premio Donostia en San Sebastián y allí debutará como director con la cinta Falling, en la que también firma el guión. El drama está protagonizado por el propio Mortensen y por Lance Henriksen y cuenta la historia de un padre y un hijo cuyos diferentes mundos colisionan.
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