La empleada de Isabel II que camina por Buckingham con sus zapatos para que se ablanden y no aprieten

Que el príncipe Carlos tiene empleado a un lacayo para que le planche los cordones de sus zapatos probablemente sea solo una exageración. La anécdota de que la reina Isabel II cuenta con un calzador humano encargado de asegurarse de que los zapatos que va a ponerse son cómodos, por el contrario, acaba de ser confirmada por Angela Kelly, mano derecha de la monarca en todo lo que tiene que ver con su aspecto personal. Es ella misma, cuenta en las memorias que están a punto de publicarse, quien se hace cargo de esa peculiar misión antes de que Isabel II atienda sus compromisos públicos.

“Como se ha dicho muchas veces en la prensa, existe un lacayo en palacio que se prueba los zapatos de Su Majestad para asegurarse de que son cómodos. Y sí, ese lacayo soy yo”, explica Angela Kelly en The Other Side of the Coin. “La reina no tiene tiempo de probarse sus propios zapatos, y como tengo el mismo número de pie que ella, tiene sentido hacerlo así”, añade. Una anécdota que ya adelantó hace dos años Stewart Parvin, uno de los diseñadores oficiales de la reina Isabel II, quien en una entrevista con el diario Evening Standard contó que "un empleado de Buckingham" se paseaba por palacio con cada par de zapatos nuevos de la monarca con el propósito de ablandarlos. De esta manera, la reina de Inglaterra se asegura de que no le harán daño cuando tenga que calzarse con ellos para acudir a algún acto público.

Otra de las funciones curiosas que tiene encomendadas Angela Kelly, “Ayudante Personal, Asesora y Comisaria de Joyería, Insignias y Vestuario” de la reina Isabel II y primera empleada a la que se autoriza a detallar su vida en palacio, es impedir que otros trabajadores de Buckingham sepan el color del sombrero que la monarca lucirá en Ascot. Durante estas carreras, existe la costumbre en Reino Unido de apostar por cuál será la tonalidad del sombrero con el que Isabel II aparecerá montada en su carroza, por lo que Buckingham tiene que evitar que sus empleados utilicen su posición para ganarse un sobresueldo haciendo trampas.

Angela Kelly lo consigue colocando cada mañana cinco sombreros de distinto color sobre una mesa.

“Eso impide que alguien sepa qué sombrero va a ponerse la reina y, gracias a esa información privilegiada, haga trampa y apueste una gran cantidad de dinero al color correcto”, cuenta en su libro. “Pasó una vez, y por eso inventamos este sistema. Afortunadamente, ese año las casas de apuesta detectaron que había algo incorrecto con esa apuesta en cuestión, que había alcanzado las 2.000 libras, y la frenaron”.

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