La evidente pérdida de peso de Rocío Flores en las seis semanas que lleva en ‘Supervivientes’

Durante esta edición de ‘Supervivientes 2020’, Rocío Flores ha hablado de sus ataques de ansiedad. Los sufre desde hace años. Y, tal y como revelaba su padre en el plató, desde Madrid, llevaron a la joven de mantener una relación tóxica con la comida y a coger peso. Algo que ha servido a los cobardes de las redes sociales en más de una ocasión para cargar contra ella.

Sin embargo, en Honduras no existe la tentación de la nevera y, tras seis semanas de encierro en la isla, el cambio físico de la hija de Antonio David Flores y Rocío Carrasco, es más que evidente. No podemos determinar cuántos kilos le ha arañado a la báscula. Quizás nos saque de dudas el programa (antes, a medida que se acercaba el fin del ‘reality’, lo hacían).

Pero lo cierto es que no hay nada más que verle la cara para darse cuenta de que esta experiencia, además de para darse a conocer tal cual es, al natural, con esos prontos pero también con gestos de compañerismo, le está sirviendo para mejorar en salud a base de esa pérdida de peso que, una vez esté de vuelta a la rutina, debe mantener. Como han hecho muchos concursantes de ediciones anteriores (sin ir más lejos, Chelo García Cortés, de la edición de hace un año.

Lo cierto es que el hecho de que Rocío Flores no se quitara la camiseta hasta hace unos días, provocó que se hablara de un posible complejo físico. Eso sí, tiene más que claro qué es ese por lo que se muere por comer: «Mi mejor recompensa sería un bocata de filete empanado de mi suegra, con queso y mayonesa, lo echo mucho de menos».

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