No se recuerda nada como lo que vimos anoche en las cocinas de ‘MasterChef’. La mala actitud de Saray ante la reprimenda de Jordi Cruz por no esforzarse lo suficiente a la hora de elaborar el postre, terminaba con una burla en toda regla al jurado del concurso que le costaba la expulsión más bochornosa de la historia del programa de TVE.
Efectivamente, Jordi le entregaba el delantal negro tras ver ese postre que no cumplía con las exigencias que, a estas alturas, se pide a los concursantes de un programa que cosecha éxito tras éxito con cada una de sus ediciones y que, en la mañana de ayer, anunciaba a los cinno primeros concursantes de la quinta edición ‘Celebrity’, que seguirá a la de anónimos a la que estamos asistiendo.
«Algún mal de ojo le he echado alguno. Que se parta un pie«, se escuchaba a la cordobesa decir tras la bronca de Cruz. Lo que no sabíamos era que, además de ese deseo intolerable, aún tenía más munición para atacar a los profesionales que juzgan el trabajo de los concursantes.
Saray presentaba su plato principal sin cocinar. Sí, una perdiz sin ni siquiera pelar y con verduras crudas adornándolo por encima. Una burla, una tomadura de pelo o un vacile, como se quiera calificar, ante lo que el jurado no podía quedarse impasible. «Que me faltes el respeto a mí, que lo has hecho, que le faltes el respeto a tus compañeros, que lo has hecho, que le faltes el respeto al programa y a los 28.000 candidatos a entrar a estas cocinas, evidentemente no se puede hace», eran las palabras de Jordi antes de advertirle que ni se le ocurriera abrir la boca.
«Nos hemos equivocado terriblemente contigo. Es la vez que más nos hemos equivocado a la hora de dejar entrar a alguien por esa puerta en ocho años«, añadía Cruz, que encontraba de inmediato el respaldo de su compañero Pepe Rodríguez: «Vienes aquí con la gracia que piensas que tienes tú a hacer esta idiotez. No tienes ninguna necesidad».
Por supuesto, este era su último día en las cocinas de ‘MasterChef’, y se iba sentenciando: «Desde que me distéis el delantal negro me sentí mal y ya no quería seguir, porque me veía con el destino ya marcado. Me da repugnancia pelar un pájaro de esos«.
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