La lonja de la Puerta del Príncipe estaba acordonada. La calle Bailén, también. Todo acordonado. Ahí mismo, por la Puerta de Santiago, accedimos a la Plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid, que acogió el desfile del 12 de octubre con motivo de la Fiesta Nacional.
Mañana de otoño soleada. A la hora que yo llegué se notaba un fresco a rabiar. Madrid en octubre es así. El termómetro se puso firme y a las 10.30 marcaba 11 grados. Este año me llevé unos prismáticos. Buenísimos. Ya aprendí del desfile de 2019. Este año el guión fue completamente diferente.
Felipe VI y Letizia, acompañados por sus hijas, presidieron por séptimo año consecutivo la celebración del 12 de octubre. La expectación era máxima, precisamente por la austeridad y novedad del acto. Sólo tres días antes, se había declarado en Madrid el estado de alarma.
A las 11.00 de la mañana el ambiente se iba animando en la Plaza de la Armería del Palacio Real. Una hora antes de que diera comienzo la celebración, empezaron a llegar los primeros ministros. Comenzaron los corrillos. Irene Montero, ministra de Igualdad, con un traje pantalón de color morado, charló con Inés Arrimadas, presidenta de Ciudadanos. Luego hizo corrillo con Salvador Illa, ministro de Sanidad. A las 12:00 la Familia Real accedía a la plaza de la Armería desde el Patio del Príncipe. Junto a Felipe VI y Letizia iban sus hijas, Leonor y Sofía.
La línea del saludo ya estaba preparada. El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Defensa, Margarita Robles; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Diaz Ayuso, y el alcalde José Luis Martínez-Almeida.
Comentadísimo en la tribuna de prensa el saludo breve y fugaz, con la mano en el corazón, de Sánchez y Ayuso. Muy comentado también el momento en que Pablo Iglesias cumplimentó a los Reyes. El vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales, que siempre había declinado la invitación, se estrenó en este acto del 12 octubre. Una parada militar que, con el fin garantizar las medidas sanitarias y evitar aglomeraciones, fue sustituida por un formato reducido, marcado por la sobriedad y la sencillez.
Para una cita tan relevante en la Agenda institucional, doña Letizia confía en Felipe Varela. En los desfiles de las Fuerzas Armadas de 2019 y de 2018 escogió vestidos rosas. Ambos de estreno. Por eso, el look de la Reina del 12 de octubre es uno de los más escogidos, más esperados y también más analizados del año. En esta ocasión, también fue con un Varela, pero no de estreno.
Imposible pasar por alto que doña Letizia no estrena ningún look desde el verano. En concreto, desde su visita con el Rey a Ibiza el 17 de agosto. La mujer de Felipe VI escogió un vestido blanco de la ibicenca Charo Ruiz. Desde entonces, y siempre con el trasfondo de la pandemia, su clave de estilo ha sido la discreción y la prudencia con tonos neutros y serenos. Nada de brillos, nada de looks protagonistas. El 12 de octubre tampoco fue la excepción y lució un Varela de color español que rescató de su armario de 2017. Una elección de estilo marcada por la sobriedad del acto. Yo me esperaba más. El Rey, que rota uniformes, llevó el de capitán general del Ejército del Aire. Además, portaba el Toisón de Oro.
Los Reyes cuidan mucho la participación de sus hijas en compromisos institucionales y el 12 de octubre está señalado en la Agenda oficial. Para la cita, Leonor eligió un jersey de punto, de manga abullonada de &Other Stories y zapatos de Mascaró; mientras su hermana Sofía creó un estilo más minimal con un pantalón básico, blusa lady con lazo al cuello y zapatos de Pretty Ballerinas.
El acto de este año fue simbólico y solemne. Cobraron protagonismo todos los efectivos que han intervenido e intervienen en la lucha contra la pandemia por el COVID-19: tanto las Fuerzas Armadas como organismos civiles, como la Policía, Protección Civil, el SUMA, el SAMUR o el Cuerpo de Bomberos, un reconocimiento que llegó bajo el lema “#ElEsfuerzoQueNosUne”, en referencia al esfuerzo común para contener el virus.
Sí se conservó el cierre del desfile de años anteriores. La Patrulla Águila de la Academia General del Aire, emblemática por sus acrobacias en el cielo, clausuró el evento con su tradicional pasada mientras se rendía homenaje a los caídos.
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