La muerte el pasado viernes del duque de Edimburgo a los 99 años ha dejado “un inmenso vacío” en la vida de la reina Isabel II, arropada estos días por sus hijos y nietos y por muestras de cariño y condolencias recibidas de parte de los británicos. También los jefes de las distintas casas reales europeas y dirigentes de todo el mundo han enviado sus mensajes de pésame a la monarca por la pérdida del hombre al que consideraba “su roca”, aunque nadie puede entender mejor ese vacío que dice sentir Isabel II en su nueva vida como viuda que las tribus de la lejana Tanna, una pequeña isla del océano Pacífico Sur. Para sus miembros, el duque de Edimburgo es mucho más que un príncipe, un consorte o un héroe de guerra: en Tanna, Felipe es venerado como un dios.
Un dios al que llevan décadas rezando para que cuide de sus cosechas y del que creen que usó sus poderes para conseguir que, en 2009, un hombre negro como ellos fuese elegido presidente de los Estados Unidos.
Según la cadena BBC, los aldeanos de Tanna se encuentran guardando un periodo de duelo que culminará con una reunión ceremonial en la que, posiblemente, se realizarán algunos sacrificios para el duque de Edimburgo. "Se exhibirá una gran cantidad de riqueza en términos de ñame y plantas de kava” explica a la BBC Dan McGarry, un periodista residente en Vanuatu, el país del que forma parte la isla de Tanna. "También habrá cerdos. Creo que se sacrificarán numerosos cerdos para el evento ceremonial".
Nadie sabe con certeza cómo se originó el culto del denominado Movimiento Príncipe Felipe. Al parecer, los habitantes de las aldeas de Tanna que profesan este culto ven en él al mítico dios que, según la leyenda, abandonó la isla para casarse con una mujer muy poderosa en el extranjero, pero que un día regresará para traer la paz y prosperidad a Tanna. Según el antropólogo Kirk Huffman, los aldeanos podrían haber visto el retrato del duque de Edimburgo junto a Isabel II que colgaban de las paredes de los puestos coloniales en Vanuatu cuando este país era todavía una colonia administrada por Reino Unido y Francia.
De ahí habría partido la asociación entre Felipe y la deidad de la leyenda, reforzada posteriormente por la visita oficial que la reina Isabel II -a la que llaman Kwen Lisbet- y su marido hicieron en 1974 a Vanatau.
El matrimonio no visitó la isla de Tanna, pero según la BBC, el duque de Edimburgo llegó a tener relación con sus adoradores, a quienes a veces enviaba fotos suyas. Estos, por su parte, le hacían llegar a Buckingham regalos como el garrote ceremonial que le mandaron en 1978. Los aldeanos querían una prueba de que lo había recibido realmente, así que Felipe se hizo una foto portándolo que luego les envió.
Además, en 2007, varios miembros de la tribu volaron a Reino Unido como parte de un programa de televisión y consiguieron mantener un encuentro privado con el marido de Isabel II en el castillo de Windsor, donde será enterrado este sábado. “Cuando haga calor, os mandaré un mensaje”, parece ser que les contestó Felipe cuando le preguntaron cuando regresaría a Tanna para cumplir con la profecía.
La duda es si ahora los miembros del Movimiento Príncipe Felipe comenzarán a adorar como sustituto de su dios al príncipe Carlos, quien en 2018 también visitó Vanuatu y fue obsequiado con un bastón ceremonial.
Según explica Kirk Huffman a la BBC, existe la posibilidad de que vean en el príncipe de Gales una reencarnación de su deidad, aunque también es posible que crean que, una vez muerto, el alma de Felipe de Edimburgo emprenderá por fin el viaje de regreso a Tanna. “Siempre ha existido la idea de que el príncipe Felipe regresará algún día, ya sea en persona o en forma espiritual", asegura Huffman.
Nuestros periodistas recomiendan de manera independiente productos y servicios que puedes comprar o adquirir en Internet. Cada vez que compras a través de algunos enlaces añadidos en nuestros textos, Condenet Iberica S.L. puede recibir una comisión. Lee aquí nuestra política de afiliación.
Fuente: Leer Artículo Completo