"Cordialidad, que no cercanía". Cuando elegimos estas palabras para describir el gélido encuentro entre los Sussex y los Cambridge, estábamos contando lo evidente. En la abadía de Westminster hubo educación y saber estar, y ya. Pero la evidente brecha entre los que un día fueron Los Cuatro Fantásticos de la monarquía británica, y sobre todo entre Kate Middleton y la duquesa de Sussex, no parece que vaya a solucionarse.
La tímida sonrisa con la que se saludaron los hermanos en Westminster y el leve cruce de miradas con el que Meghan Markle y Kate Middleton reconocieron por un instante su existencia mutua es todo lo que queda de momentos mejores. Una fuente cercana a los Cambridge le contaba a Katie Nicholl, de Vanity Fair, que "Siendo honestos, creo que Kate se lo ha tomado muy mal. Hubo un tiempo en el que ella, Harry y William eran muy felices, y todo lo que ha pasado le parece muy triste".
Fuentes cercanas al príncipe Harry y Meghan Markle también le dijeron a la periodista que ese encuentro puede que haya sido el último de este viaje: Markle quiere volver a su nuevo hogar, a Canadá, "cuanto antes", para volver a estar con su hijo, Archie.
La visita de los Sussex, en la que ha supuesto su despedida como royals en activo, no está siendo fácil para nadie. Entre los deberes más amargos, Harry y Meghan han tenido que reunir a su personal por última vez para despedirles –parte de ellos pasarán a ocupar otros papeles dentro de Buckingham–. Y también decir adiós a lo que iba a ser su dedicación principal: los patronazgos y la filantropía en nombre de la Corona. Pero el encuentro en Westminster, el último acto oficial con motivo del Día de la Commonwealth, dejó al descubierto delante de la reina Isabel II que hay algo que no se arregla tan fácil: la relación entre hermanos y cuñadas, a la que no parece que los Sussex hayan dedicado el tiempo necesario en esta visita. Y que los Cambridge tampoco han facilitado.
Testigos presenciales del incómodo servicio contaron que Harry y Meghan estuvieron muy animados y parlanchines con el más joven de los tíos de Harry, Eduardo, y su mujer, Sofía, los condes de Wessex. Uno de los testigos contaba a Vanity Fair que "parecía que no se hubieran visto en bastante tiempo". Es bastante posible que Meghan Markle no se haya reunido en privado con ningún miembro de la Familia Real.
Es más, la agenda oficial de los Cambridge –con un infrecuente viaje oficial a Irlanda de tres días– hizo que William y Kate Middleton se perdiesen la gran noche de Harry y Meghan Markle en el Festival de Música de Mountbatten, muy importante para Harry porque suponía su despedida de los honores militares que le correspondían como royal. Y en los días que quedan por delante no parece que vaya a haber una reunión que ayude a solucionar la tristeza de Kate Middleton y la melancolía que transpira al aplomo de William, futuro rey de Inglaterra.
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