Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Lunes 30 de agosto por la mañana. En la Terminal 4, en la misma puerta de embarque, los Reyes despedían a la Princesa de Asturias antes de tomar un avión rumbo a Gales, donde estudiará Bachillerato Internacional en el UWC Atlantic College. En ese punto del aeródromo, en esa puerta, se produce el último abrazo. El abrazo de despedida de unos padres a su hija mayor. Un instante muy familiar. Un momento de cariño y emoción.
Las fotos transmiten lo que es. Un momento íntimo y espontáneo de Leonor y su familia. La princesa y su madre, fundidas en un larguísimo abrazo. Leonor, con los ojos cerrados, se aferra a doña Letizia, que la estrecha con fuerza.
También para recordar, la despedida de las dos hermanas, que son uña y carne. Sofía y Leonor, siempre juntas en los actos oficiales, en el campamento en EEUU en 2018 y en el cole, no se han separado hasta ahora.
Hay otros dos apuntes más que quiero comentar. Don Felipe, mirando a su hija mayor con orgullo, en el momento del adiós. Felipe VI ejerce de guía. En su gesto deposita en Leonor toda su confianza. Leonor siempre está atenta a todas las indicaciones que su padre le da. Lo he visto en los actos oficiales. Con una mirada, con un gesto de la mano, padre e hija se comunican. En esta foto, veo eso también.
El otro apunte, Sofía. Sofía siempre está ahí, junto a su hermana. Es su gran soporte. Su mejor amiga. La infanta llegó al aeropuerto cargando con la mochila de Leonor, que iba tirando de su trolley. En el momento de la separación, cuando la Princesa atraviesa el embarque, Sofía se aferra a su padre, apoyando su cabeza en el hombro de don Felipe. Las separaciones intensas generan esas emociones intensas imposibles de contener. Va de suyo. Por muy contenidos que siempre los veamos. La espontaneidad de estas imágenes es su valor. El valor es máximo. Yo lo interpreto así.
Los aeropuertos, en su frialdad arquitectónica y en su funcionalidad absoluta, tienen eso. Que allí, en un segundo, se producen despedidas emocionantes y cálidas. Pues ahí mismo, debajo del cartel de la Puerta 8, se produjo ese adiós que nos regaló estas instantáneas y me parece un acierto por parte de Casa del Rey que se hayan difundido. Porque, como antes decía, proyectan lo que son: emoción.
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