La boda de Fabiola de Mora y Aragón, una aristócrata española, con el rey de los belgas, Balduino I, fue una de las que más interés mediático desató a mediados de siglo. Durante un año Balduino I, quien accedió al trono a los 20 años ante la falta de popularidad de su padre entre los ciudadanos belgas, y Fabiola se vieron en secreto. Acudían a sus citas en coches discretos y vestidos de manera que no llamaran la atención en lugares también poco ostentosos. Finalmente, en 1960 la pareja anunció su compromiso y comenzó entonces la rumorología que suele acompañar a los enlaces reales.
Las revistas pronto se hicieron eco de las constantes visitas que Fabiola de Mora y Aragón hacía al taller de Cristóbal Balenciaga y desde entonces dedicaban páginas a aventurar cómo sería el diseño de uno de los modistos con más prestigio de la época. Llegaron incluso a publicar algún boceto en base a comentarios no oficiales y señalaban algunas posibles líneas estéticas del vestido, como la sencillez y la majestuosidad.
Precisamente, fruto de estos rumores fue la supuesta conversación que Fabiola de Bélgica y Cristóbal Balenciaga tuvieron en torno a algunos de los diseños propuestos que la novia rechazó por “ser demasiado regios”, a lo que el maestro de la aguja contestó : “Tenga usted en cuenta que ha de llevarlo una reina”.
Pero lo cierto es que el mutismo y la discreción que caracterizaba a los trabajadores de la casa Balenciaga fue unánime y todo se mantuvo en el más estricto secreto.
Un secreto que se desveló el mismo día de la boda entre el rey Balduino I y Fabiola, el 15 de diciembre de 1960, día en el que tanto el enlace como la boda quedarían grabados en la historia al ser la primera boda real retransmitida en directo en televisión.
Hoy, aquel vestido vuelve a la casa de donde salió, la del Museo Balenciaga para que pueda ser admirado en detalle por sus visitantes en una muestra que estará hasta el próximo 15 de diciembre. “Cristóbal Balenciaga Moda y Patrimonio”y que indaga en cómo y dónde se desarrolló la creación de Balenciaga, analizando los contextos que nos ayudan a entender su obra. Y parte fundamental de este desarrollo fue el vestido de novia de Fabiola de Mora y Aragón que alcanzó el estatus de icono.
Es un vestido de cuerpo entallado y falda amplia fruncida. Lleva una tira de visón blanco que bordea todo el escote y continúa por la capa. Un diseño de elegancia depurada y silueta atemporal que gracias a la larga cola rectangular enfatiza el porte regio de la novia. Se emplearon para su confección 24 metros de seda para el vestido y 6 metros para la cola, adquiridas en las Sederías Jorge Fábregas, en Barcelona. Las pruebas se realizaron en el domicilio particular de Cristóbal Balenciaga y terminó de realizarse en mes y medio.
El vestido fue donado por Fabiola de Bélgica en 2003 al Museo Balenciaga en el que estuvo muy implicada desde sus inicios. Este diseño ha viajado ya en varias ocasiones para formar parte de distintas exposiciones, la última la del Museo Thyssen, ‘Balenciaga y la pintura española’.
En esta ocasión y de vuelta a su casa, el vestido de novia de Fabiola se encuentra en las salas expositivas del Palacio de Aldemar y está acompañado de fotografías, revistas y bocetos de la época que ayudan a comprender cómo este diseño llegó a convertirse en todo un objeto de culto de la historia de la moda del siglo XX.
Fuente: Leer Artículo Completo