Meghan Markle ha llegado junto al príncipe Harry a Roma para asistir a la boda que se celebrará en cuestión de minutos en la espectacular Villa Aurelia, una construcción que data del S.XVII en la que Misha Nonoo y Michael Hess se darán el sí quiero.
Por el momento, ya hemos visto a los primeros invitados; como Katy Perry, que llegó con un vestido rosa de plumas y unas gafas blancas de Fendi. También Ivanka Trump, con un espectacular diseño de inspiración griega.
Pero si había alguien por el que todos (también la novia) estábamos esperando, esa era Meghan Markle, que hace tan solo unos días que se reincorporó de su baja maternal.
Para celebrar el amor, la royal optó por un diseño negro que parece similar al que lució después de dar a luz, durante la première de El rey León, con lo que parece un cuerpo de organza con paillettes plateados.
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Y aunque solo hemos visto la parte trasera del vestido, algunas fuentes aseguran que se podría tratar de un diseño de Givenchy, una de las firmas predilectas de la duquesa de Sussex.
Lo que sí que nos ha llamado la atención han sido unos pendientes de oro en forma de ala, que hacían que Markle deslumbrase aun más. Junto a ella, el príncipe Harry apostó por un smoking negro, como es habitual en él cuando se viste de etiqueta.
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