Con la cuarta temporada de The Crown en el horizonte, y tras haberse revelado las primeras fotografías que muestran la transformación física de la actriz Emma Corin en su papel como Diana Spencer, tenemos una nueva prueba del fabuloso vestuario con el que Netflix nos deleitará próximamente. Esta vez se trata del vestido creado por Catherine Walker que lució la entonces esposa del príncipe Carlos para una cena en la embajada británica en París y la entrega de los premios Barnando Champion Children en 1988, un maravilloso traje floral de escote asimétrico.
Las fotografías han permitido recordar uno de los momentos estilísticos más destacados de la princesa con una creación de su indiscutible diseñadora favorita.
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La estética femenina, romántica y siempre en tendencia de las prendas creadas por Walker para Lady Di la ayudaron a catapultarse como una de las ‘royals’ más estilosas. La relación entre Walker y la madre de los duques de Cambridge duró 16 años. La creadora de moda acompañó a la princesa desde su primer encargo oficial en 1981 hasta su muerte en 1997, incluso más allá. Diana fue enterrada con un diseño de la diseñadora británica.
Diana inició su larga historia como embajadora de la moda británica y particularmente de la firma de ropa a medida gracias a la recomendación de Anna Harvey, editora de moda de Vogue. Las primeras apariciones públicas de Lady Di ataviada con prendas firmadas por Catherine Walker datan de fechas posteriores a su compromiso con el príncipe Carlos y algunos de sus looks de maternidad durante el embarazo del príncipe Guillermo.
Según ha revelado Said Cyrus, esposo de la fallecida diseñadora y elemento fundamental dentro de la firma –que aún pervive y que actualmente luce Kate Middleton– Diana y Catherine realizaban un estudio exhaustivo de cada una de las actividades y eventos a los que la princesa asistiría para así crear cada uno de los estilismos.
Entre las piezas insignia creadas por Catherine para Diana se encuentran por ejemplo el lucido en el palacio de Versalles en 1997 con el que se buscaba imitar la arquitectura, o el vestido color marfil bautizado como “Elvis” con el que deslumbró en Hong Kong.
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