Entre las mayores aficiones de bastantes miembros de la realeza europea está la caza. La reina Isabel II nunca se ha escondido y se desplaza tradicionalmente a Balmoral para practicar la afición desde hace años, tradición que siguen varios miembros de su familia y que se ganó el rechazo absoluto de Meghan Markle y la consiguiente renuncia a la actividad del príncipe Harry. El príncipe Emanuel de Liechtenstein fue un foco de críticas en mayo de este mismo año por cazar un ejemplar de oso pardo de forma ilegal; y algo parecido le sucedió al emérito en 2012 cuando viajó a Botsuana para cazar elefantes en plena crisis económica. Ahora, el royal que está en el centro de la polémica es el rey Guillermo de Holanda, que se encuentra entre la espada y la pared: tendrá que renunciar a una gran suma de dinero si quiere continuar cazando. Al menos como lo ha hecho hasta ahora.
Cada año, el monarca de los holandeses cierra las tierras del palacio de Het Loo, la residencia de verano de la familia real del país que tiene más de 10.000 hectáreas de terreno, para disfrutar de ella de forma privada. Lo hace cuando termina la temporada alta estival, desde mediados de septiembre hasta el 25 de diciembre. Durante ese tiempo, el rey siempre ha disfrutado de su espacio para “uso privado”, lo que la población ha interpretado como un uso de caza, que además no ve con buenos ojos. Pero este año podría ser el último que lo hace con tanta libertad.
Aunque los Orange gozan de sus instalaciones, en realidad la residencia pertenece al estado desde que la reina Guillermina la cedió tras su muerte, con la condición de que estuviera reservado al uso real. Además, su terreno es una reserva natural. Es por esa razón que se incluye, en los presupuestos holandeses, una partida de 4,7 millones de euros que se entregan al rey Guillermo en concepto de subsidio Se le entrega cada cinco años, para mantener precisamente los jardines de esa propiedad, que están considerados como los Versalles holandeses.
Sin embargo, ese dinero no se aporta de forma totalmente libre: la familia debe cumplir unas normas para poder recibirlo. Entre ellas, destaca el requisito de que las instalaciones estén abiertas al público durante al menos 358 días al año, algo que claramente Guillermo no cumple. Es ahora cuando el Gobierno liberal y, sobre todo, la ministra de Agricultura, Carola Schouten, del partido ‘cristiano social’ Unión Cristiana, pretenden que el rey empiece a cumplir con sus obligaciones en este sentido.
Si quiere cazar en su terreno, y mantener su subsidio, tendrá que elegir una sola hectárea de las 10.400 con las que cuenta y solo durante siete días al año. Pero se empezará a aplicar a partir del año que viene, puesto que tiene hasta el 1 de enero para tomar la decisión. El debate se encuentra en si la corona puede acogerse a la cláusula de los derechos de uso y decidir cuándo abre. En definitiva, Guillermo de Holanda tendrá que buscar otro lugar donde cazar o seguir como hasta ahora, pero renunciar a la suma millonaria y correr él mismo con los gastos de mantenimiento de Het Loo.
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