Pilar Eyre es periodista y escritora que nació en Barcelona. Con una dilatada carrera profesional, sus primeros pasos los dio en la prensa escrita: ‘La Vanguardia’, ‘Interviú’, ‘El Periódico de Catalunya’ o ‘El Mundo’. Su salto a los medios audiovisuales fueron en los años noventa en TVE con Jordi González y, años más tarde, con caras tan conocidas como María Teresa Campos o Jorge Javier Vázquez… Su faceta literaria la llevó a ser Finalista del Premio Planeta en 2014 con la novela ‘Mi Color Favorito es Verte’. Pilar Eyre ha escrito sobre el dictador Francisco Franco y sobre reyes, reinas y príncipes pero su proyecto más íntimo ha sido su último libro ‘Un perfecto caballero’ donde nos desvela algunos secretos de familia. Lo que no es un secreto es su pasión por los animales en especial por sus dos perros, Fender y Dana.
Hoy Corazón Es partidaria de adoptar más que de comprar, ¿por qué?
Pilar Eyre Siempre he tenido perros de refugio. A Fender lo fuimos a buscar después de la muerte de mi marido. Tiene 11 años y lo he educado como si fuera mi hijo. Dana es mayor, tiene 15 años.
H.C. ¿Se han criado juntos?
P.E. No. Hace unos meses me llamó la veterinaria que atiende a Fender y me dijo que una señora que había fallecido tenía una caniche mayor, ciega y sorda, y los hijos la querían echar de casa. Me preguntó si conocía a alguien que se la pudiera quedar. Cuando me envió la foto, me dio tanta pena que me quedé con ella. Ahora tengo dos perros.
H.C. A Fender le debió dar mucha alegría tener una compañera de su especie.
P.E. Él no es nada cariñoso y está celosísimo, me echa unas miradas muy humanas. Cuando cojo en brazos a Dana, levanta la cabeza y noto que me pregunta: ¿por qué me estás haciendo esto? Han sido 11 años siendo el rey de la casa, ahora le cuesta compartir los mimos.
H.C. Estoy segura de que Fender ha aportado muy buenos momentos a su vida.
P.E. Muchísimos. Fender es un perro muy sobrio y nos cuida mucho, pero su cariño está limitado a mi hijo y a mí. Nació en la protectora de Mataró y, antes de llegar a mi casa, le había adoptado una familia que cuando vieron que se hacía grande le devolvieron. Cuando le adoptamos, tenía un año, pero pudimos reconstruir su pasado gracias a la ficha que le habían hecho en la protectora. Tenían unas fotos de recién nacido y cuando las vimos lloramos de emoción.
H.C. Dana es sorda y ciega. ¿Necesita cuidados especiales?
P.E. Se orienta muy bien en casa, me sigue a todas partes y, cuando me paro, ella se para, es muy lista y ha aprendido a subirse a mi cama. Han tenido que operarla de un soplo en el corazón, pero ahora está estupenda. El caso de Dana ocurre con mucha frecuencia, es la razón por la que tenemos que empezar a pensar qué se hace con los animales cuyos dueños se mueren y se quedan solos.
H.C. El año pasado se incrementó el abandono de animales de compañía. ¿Qué se puede hacer ante esta lacra?
P.E. Las leyes en España por maltrato animal y abandono son blandas y, además, no se cumplen. Pero la gente cada vez está más concienciada. Te voy a contar una anécdota: hace unos días llegaba de viaje y, mientras subía las maletas a mi casa, dejé a Fender en el coche. Pasaron menos de cinco minutos hasta que bajé y vi una chica haciéndole fotos y le pregunté: ¿qué haces? Me dijo: «voy a denunciar a los dueños por abandono animal». Casi me echo a llorar, con lo que yo he luchado por los animales…. Se lo expliqué y el asunto quedó resuelto.
«La dueña de Dana murió y su familia quería echarla de casa. Me dio pena y me quedé con ella»
H.C. Ahora que habla de sensibilidades. ¿Ha tenido que poner mucha en su último libro, ‘Un perfecto caballero’?
P.E. Es la historia de Mauricio Casasnovas, un empresario textil de Barcelona, que forma parte del ejército de los vencedores y lo tiene todo: guapo, rico, una mujer maravillosa como él… Es la historia de amor entre un empresario textil y una obrera. Una novela de secretos, de venganzas que refleja muy bien los años 40 y 50 de esa generación que yo llamo perdida en una Barcelona de luces y sombras.
H.C. Pilar, su novela ¿es autobiográfica?
P.E. Sí. Salen muchos miembros de mi familia: mis abuelos, mi padre, mis tíos… También funciona como crónica social de aquella época.
H.C. Además del trabajo documental, ¿hasta qué punto se ha implicado emocionalmente?
P.E. He tenido sentimientos dolorosos. Historias que, si vivieran mis padres, no hubiera podido publicar porque sale mucha intimidad de mi familia. Mis padres y mis tíos… son la letra pequeña de la historia y los que contribuyeron a escribirla.
H.C. ¿Está segura de que no les hubiera gustado verse reflejados en esta novela?
P.E. Sí. Mi padre ha fallecido relativamente hace poco tiempo y nunca quería hablar de la guerra ni de la posguerra. Yo he escrito libros y artículos sobre el franquismo y, cuando le iba a preguntar o a hablar del tema, siempre me decía: «No, Pilarita, déjalo, no me hables…».
H.C. Han pasado algunos meses y muchos acontecimientos desde la visita de la princesa Leonor a Barcelona. ¿Qué impresión le causó?
P.E. Lo hizo muy bien, su acento y su educación fueron impecables. Los Reyes tienen que venir a Cataluña porque forma parte del Reino de España. Aunque sepan que los van a abuchear, tienen que venir. Yo me acuerdo de que a don Juan Carlos, antes de ser Rey, cuando era príncipe de España, le tiraban tomates, huevos podridos… Son las obligaciones y los deberes que implica el cargo, no todo va a ser bonito. Hay gente que les agradecen que vengan y, sobre todo, si lo hacen tan bien como lo han hecho
H.C. Si escribiera un libro sobre animales, ¿a quién se lo dedicaría?
P.E. A la labor que desarrollan los voluntarios en las protectoras. No están pagados, es un trabajo doloroso porque son dramas continuos, les pasean, les cuidan… Otra cosa más, Ángeles: en mis libros, siempre salen perros y siempre aviso que no les pasará nada malo.
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