Lo reconocemos, estamos desconcertadas. Enrique Ponce está haciendo movimientos más que extraños en su cuenta de Instagram. Ya advertimos hace días que, igual, jugar a ser ‘millennial’ y acabar con todo rastro de Paloma Cueva en su red social (con un ‘unfollow’ incluido) no era la mejor de las estrategias. Pero, hasta cierto punto, y después de conocerse que el entorno de ella estaba mosqueado por cómo estaba exhibiendo su amor y haciendo daño a su exmujer, hasta podíamos entenderlo.
Pero, ¿a qué tipo de estrategia responde que el torero haya borrado todas las fotos que tenía junto a Ana Soria, su nueva pareja y mujer al lado de quien no se cortaba un pelo de mostrar su pasión en público? Porque, ayer mismo, podíamos leer unas declaraciones en la revista ‘Semana’ en las que desmentía, de manera tajante, la cacareada crisis de pareja.
Unos rumores que comenzaban después de que se les viera (presuntamente) discutir en público. Lo que parece que no fue más que una escena propia de cualquier pareja, y no una bronca de esas que te hacen terminar con todo. Por eso, quiso restar hierro al asunto con esas palabras que hacen aún más inquietante la estrategia digital que parece haber emprendido Ponce.
Acostumbrado a que se hable de él por su trabajo y después de 24 años en un matimonio que ha llevado la discreción como máxima, puede que se haya dado cuenta de que esa exposición extrema no le vaya a traer nada bueno y, tan solo, esté tratando de ir frenando para dar marcha atrás y llevar una relación más privada. Algo que, con el gusto que Ana tiene por su perfil ‘influencer’, no sabemos hasta qué punto puede ser posible.
Sea de una manera o de otra, lo que sí va a tener que afrontar no tardando (además de todas las corridas que ya tiene en su agenda en esa vuelta a la normalidad de los ruedos), son las negociaciones de un divorcio que, como aseguraba Paloma hace un par de días, está con los papeles sin presentar y a la espera de ponerse cara a cara para lograr un acuerdo de mutuo acuerdo.
¿Tendrá algo que ver con esto, con llegar en un clima menos mediático y relajado a esa puesta en común de posturas para finiquitar su matrimonio, este movimiento de un rejuvenecido Enrique entregado a los códigos 2.0?
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