A sus 73 años, Ronnie Wood es uno de los miembros más polifacéticos de los longevos Rolling Stones: pintor, decorador, DJ, coleccionista de arte, escritor y un largo etcétera. Facetas que le ayudan desde hace una década a lidiar con la recuperación de sus múltiples adicciones. Porque, hasta 2010, hasta los 63 años, Wood fue, junto a su colega de guitarra Keith Richards, la encarnación permanente del salvajismo politoxicómano asociado a la leyenda de los Stones. Décadas de excesos y fiestas al límite alimentadas por el alcohol, la heroína y la cocaína que no sólo le pasaron factura a él: su hijastro, Jamie Wood (fruto del primer matrimonio en los setenta entre la fotógrafa y modelo Jo Wood, esposa del guitarrista durante tres décadas, y el diseñador Peter Greene), ha contado en una entrevista los efectos que su crianza en la casa del Rolling Stone marcó una vida de adicciones que casi acaba con él hace tres años.
Jamie Wood, nacido en 1974, se crio en los ochenta en los distintos hogares que el guitarrista y la modelo compartieron, cuenta hoy al Mail Online. Una infancia de fiestas infinitas y escasas raíces ("fui a 17 colegios distintos en tres o cuatro países. Cada vez que me echaba amigos, me los arrebataban", cuenta) en la que sus madre y su padrastro se levantaban por la tarde, cuando sus hijos volvían del colegio. "Rodeados de drogas", cuenta Jamie, "parte de mi crianza". Un estilo de vida que llevó al niño a empezar a coquetear con los porros que "recogía de los ceniceros llenos" con tan solo 10 años.
Y que, en la adolescencia, le llevó a desarrollar adicciones similares a las de su padrastro: cocaína y heroína, desde los 14 hasta los 20 años. "A los 16 años, me drogaba todos los días". Mientras empezaba a trabajar en las giras de grupos como Nirvana o Guns’n’Roses. Jamie Wood se pregunta en algún momento si las fiestas, tanto las de sus padres como las suyas, influyeron en la operación de urgencia a corazón abierto que sufrió hace tres años. "Claro que me hice daño. ¿Qué esperabas? Crecí en ese entorno. Creía que drogarme era algo natural (…). Mamá y papá siempre supieron que me drogaba, pero eran muy conscientes de que yo tomaba mis propias decisiones".
¿La advertencia de su padre adoptivo? En su peor momento, Ronnie Wood acudió a hablar con su hijo y le dijo "Haz lo que tengas que hacer y diviértete, pero no dejes que las drogas controlen tu vida. ¡Tú controlas las drogas!". Tras varios años de drogas duras, Jamie Wood consiguió salir de ese mundo –"me junté con la gente equivocada, pero también era la primera vez en mi vida que me sentía parte de algo"– y empezar a trabajar más de cerca con Ronnie Wood, encargándose de sus negocios relacionados con el mundo del arte. Pero los recuerdos de su infancia son el testimonio de que la leyenda de los Rolling Stones era, en el fondo, un drama humano con dolorosas consecuencias para los que los rodeaban.
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