El ala este del palacio de Buckingham fue diseñada en 1840 por Edward Blore, para la reina Victoria. Al tratarse de una construcción tan antigua, el riesgo de sufrir inundaciones o incendios es elevado y las reformas son necesarias. El castillo de Windsor también tuvo que someterse a una gran reforma, tras el devastador incendio que sufrió en 1992. La historia no puede repetirse con el palacio de Buckingham y la reina Isabel, el duque de Edimburgo e incluso el príncipe Carlos, están implicados de lleno en la renovación.
En 2018, los trabajadores de palacio comenzaron a vaciar las habitaciones y trasladaron todos los objetos de lujo hasta el Royal Pavilion, en Birmingham (una propiedad que la reina Victoria vendió en 1850).Las acciones principales que se están llevando a cabo son de mantenimiento en los sistemas eléctrico y de tuberías, todo en el ala este del palacio. A lo que también se suma la instalación de un ascensor nuevo, al lado de la puerta de la sala amarilla, para mejorar la accesibilidad. Medidas que forman parte de unas reformas con un resupuesto de 430 millones de euros. A medida que han ido avanzando en las renovaciones, los conservadores se han encontrado con algunas dificultades.
Las habitaciones más destacadas en las que han ido retirando progresivamente las obras de arte han sido el salón Chino, el salón Central y el salón Amarillo. En el último de todos, los conservadores de palacio han visto la necesidad de retirar los papeles que tapizan las paredes de la misma. Lo han hecho íntegramente de forma manual, para poder conservarlo en su estado original. Al hacerlo, han descubierto el daño real que tenía un papel tan antiguo y han entendido la necesidad de restaurarlo para que pueda lucir otros 200 años en la misma pared (o en la que decida la reina).
Lo compró el rey Jorge IV y lo mandó colocar en la pared de una de las habitaciones del gran Brighton Pavilion, un gran palacio de retiro construido en especial para él. Después, fue la reina Mary quien lo encontró, al terminar la I Guerra Mundial, almacenado entre otros objetos. Entonces decidió instalarlo en el que hoy conocemos como salón amarillo; un espacio del palacio que la reina utilizaba para recibir visitas.
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La familia real ha compartido un vídeo en redes sociales en el que se ve cómo se retiran esos papeles que cubrían las paredes del salón amarillo. Una de las conservadoras, Allyson Mc dermott, ha destacado lo afortunado de la casualidad en un momento en el que los tapices necesitan de una elevada conservación, dada la acidez de los mismos. Desde el principio, ha habido una gran preocupación por las vibraciones de las obras, que podrían haber causado daños en el delicado tapiz. Se espera que las reformas terminen en torno al año 2025, con la zona de los aposentos de la reina, que se tendrá que retirar a otra residencia.
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