Cuando recientemente confesó que su hermano Guillermo y él “habían emprendido caminos separados”, nadie pensó que ese nuevo rumbo del príncipe Harry fuera alejarle de Sandringham, la casa en la que todos los años los familiares de Isabel II se reúnen para celebrar la Navidad. Aunque está previsto que la semana que viene los duques de Sussex viajen a Los Ángeles para tomarse un descanso de seis semanas y celebrar Acción de Gracias junto a Doria Ragland, la madre de Meghan, se daba por hecho que regresarían a tiempo para pasar el día de Navidad con la familia real. Finalmente, parece que han preferido ausentarse de la mesa de la reina.
Según informan fuentes de palacio a medios como The Daily Mail o The Sun, los duques le habrían comunicado a Isabel II que este año no pasarán la Navidad en Sandringham. En su lugar, podrían permanecer con Doria Ragland en Los Ángeles o celebrarla en la intimidad de su casa de Windsor junto al pequeño Archie, al que querrían evitar el estrés que conlleva la Navidad en Sandringham. También evitarían la foto con el príncipe Guillermo y Kate, junto a quienes los dos últimos años han asistido a la mesa de Navidad y posado para los medios de comunicación congregados.
Excepto en 2012, año en el que se encontraba sirviendo en el ejército británico en Afganistán, el príncipe Harry ha celebrado siempre la Navidad en Sandringham, por lo que sería la primera vez que prefiere no acompañar ese día a su familia. Una decisión que indudablemente se interpretaría como una nueva señal del distanciamiento entre los duques de Sussex y la familia real, a la que según ha informado la prensa británica el propio Harry incluso habría llegado a plantearse abandonar.
Curiosamente, fue en Sandringham donde Meghan Markle fue arropada por primera vez por la reina Isabel II, quien en 2017, meses antes de que los duques de Sussex pasaran por el altar, la invitó a pasar allí con ellos la Navidad, saltándose así su regla de invitar solamente a las parejas de sus familiares una vez que ha habido boda de por medio. La duquesa de Cambridge, sin ir más lejos, no recibió la invitación de Isabel II a Sandringham hasta que no estuvo casada con el príncipe Guillermo.
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