Da igual los meses que lleves organizándolo, al final el día de tu boda siempre hay algo que no sale perfecto. Son las cosas del directo, que dirían por ahí. Aunque hay pequeños errores como que los canapés no salgan a tiempo; y también los hay enormes como el que cometieron Ryan Reynolds y Blake Lively el día que se dieron el ‘sí quiero’.
Aunque ya han pasado ocho años desde que se convirtieron en marido y mujer, a la pareja todavía les sigue pesando la decisión de haberse casado en una antigua plantación de Carolina del Sur llamada Boone Hall.
Un lugar que hoy en día está acondicionado para celebrar eventos pero que en su día fue el lugar donde trabajaron de manera forzosa centenares de esclavos. Y claro, que tus recuerdos felices estén asociados a un espacio donde sufrieron y perdieron la vida tantas personas no es algo de lo que estar precisamente orgulloso.
Así al menos lo ha reconocido el propio Reynolds durante una entrevista en la que ha dejado claro que, de poder viajar en el tiempo, no tendría la poca sensibilidad de elegir este lugar para celebrar su enlace.
“Eso es algo por lo que siempre estaré profundamente arrepentido. No hay manera adecuada de pedir perdón por aquello”, afirmó el actor durante una conversación con Fast Company en la que le preguntaron cómo llevaban él y su mujer ser objeto de críticas por elegir esa antigua plantación para su boda.
“En aquel entonces lo único que vimos es que era un lugar precioso para casarse en Pinterest. Lo que hemos visto después es que aquel lugar se construyó sobre una tragedia devastadora. Por eso hace unos años volvimos a casarnos en nuestra casa, para intentar borrar ese recuerdo. Pero la vergüenza funciona de manera muy extraña”, explicó.
“Cometer un error tan grande como ese solo puede hacer que o bien te encierres en ti mismo, o bien te replantees la cosas y llevarte a la acción. Esto no significa que no vas a volver a equivocarte, pero reorganizar y enfrentarse a las injusticias sociales que no te habías dado cuenta que existían es un trabajo que nunca termina”, concluyó.
Y desde luego la pareja está poniendo bastante de su parte para que el racismo endémico del sistema en el que vivimos acabe. No solo sirviendo de altavoz a las asociaciones que lo denuncian, sino también realizando jugosas donaciones para luchar contra la injusticia como los 200.000 dólares que entregaron para ayudar a la familia de George Floyd después de que fuese asesinado por la policía.
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