Los presagios no eran buenos tras 24 horas de búsqueda sin resultados. Naya Rivera, famosa por su papel de Santana Lopez en ‘Glee’, salió a dar un paseo en barca con su hijo de cuatro años, saltó de la embarcación para nadar… y nunca volvió. Este fin de semana, la tragedia se confirmaba con el hallazgo de su cuerpo sin vida. Un suceso que hacía volver la sombra de que, sobre el reparto de aquella serie de éxito que empezó a emitirse hace más de diez años y que remató en 2015, pesa una especie de maldición.
Su muerte es una más en una lista que comenzó con el suicidio de Cory Monteith (Finn Hudson en la ficción) en 2013, coincidencia macabra del destino, en la misma fecha en el calendario que el día que se encontraba el cadáver de Naya. El joven, que por aquel momento salía con su compañera en la serie Lea Michele (Rachel Berry) fue encontrado muerto en la habitación del hotel de Vancouver (Canadá) en el que descansaba.
Las investigaciones arrojaron que la causa de su muerte fue la mezcla explosiva de heroína y alcohol (champán, para ser más concretos). Una sobredosis con la que Cory puso punto y final no solo a su vida, sino a todos los demonios que le atormentaban desde hacía tiempo y contra los que luchaba. Una cucharilla con restos de medicamentos, una aguja hipodérmica usada y dos botellas vacías eran las pruebas de ese cóctel que terminó con Lea destrozada ante la pérdida del que fue su gran amor.
El otro suceso trágico que se relaciona a ‘Glee’ también es un suicidio. El de Mark Salling (Noah ‘Puck’ Puckerman). En su caso, hay que remontarse al 30 de enero de 2018. El ‘modus operandi’, fue muy diferente: este se colgó de un árbol cercano a su casa. También lo que podrían haberle motivado a terminar con su vida: aunque no se confirmó, se habló de que tenía en su posesión pornografía infantil por la que se enfrentaba a una pena de siete años de prisión. Decidió quitarse de en medio.
Polémicas y accidentes
Más allá de las muertes, las polémicas y los comportamientos inapropiados también les han perseguido. La propia Lea ha sido acusada en más de una ocasión de racismo. La última de esas veces, durante la oleada de mensajes del #BlackLivesMatter tras el asesinato de George Floyd. Varios de sus compañeros en la serie denunciaron públicamente haber sido víctimas de su xenofobia. Otros alzaron la voz para matizar que no era una cuestión de racismo, sino del carácter complicado de Michele (que, por cierto, pidió disculpas públicas y se comprometió a corregir su manera de ser).
Jesse Luken (Bobby ‘Boom Boom’ Surette), por su parte, estuvo en el centro de todas las miradas después de sufrir un accidente con su coche mientras conducía bajo los efectos del alcohol. Fue en el año 2018, y tras pasar unas horas arrestado, fue puesto en libertad al no haber víctimas mortales entre los implicados en la colisión.
Aún hay más, porque dentro de este carrusel de desdichas también encontramos en nombre de Heather Morris (Brittany Pierce en la pequeña pantalla). En su caso, en el papel de víctima. La joven actriz sufrió un ‘hackeo’ de su dispositivo móvil y vio cómo sus fotos más íntimas empezaban a circular por las redes sociales.
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