Hace 12 años que la relación quedó rota. Joaquín Prat sentenciaba hace un par de días, en el plató de ‘El programa de verano’, que llevaba más de una década sin hablar con Yola Berrocal, pero que no le correspondía a él poner sobre la mesa el motivo, sino a ella. Ayer, cara a cara en ese mismo programa, la actriz contó lo que era un secreto a gritos: que le traicionó, metió la pata y se terminó todo.
Yola había confesado en ‘La casa fuerte’, sin dar nombres, que había un presentador con el que hubo algo y que era el hombre de su vida. Pronto las miradas se centraron en Joaquín. Más que nada, porque muchos teníamos en el recuerdo y en la retina esas instantáneas de ambos besándose apasionadamente sobre el césped de un parque de Madrid.
Precisamente de eso fue de lo que habló en la mañana de ayer. Ya había adelantado Alessandro Lequio que el mosqueo de su compañero vino porque Yola llamó a los fotógrafos para vender esas imágenes del encuentro entre ambos. Ella, no solo no lo negó, sino que en un acto de sinceridad extrema, reconoció haber traicionado a Prat, del que estaba profundamente enganchada.
Joaquín se lo preguntó de manera directa y sin rodeos: «Es evidente que tuvimos un aquel… nos vimos dos veces… pero la cuestión es, ¿por qué no nos volvimos a ver más? ¿Qué hacía ese fotógrafo en el parque?«. Berrocal no se anduvo por las ramas y respondió igual de clara: «Unos días antes hablé con una persona y me dijo que por qué no hacía unas fotos con un famoso. Llamé al fotógrafo antes de quedar y nos siguió».
Lo he analizado y no sé por qué lo hice»
«Lo he analizado y no sé por qué lo hice. No cobré dinero. No sé por qué lo hice», manifestaba mirando a los ojos a Joaquín y aprovechando la ocasión para disculparse de manera pública con él: «Quiero pedirte perdón. Me arrepiento un montón. Pensé qué barbaridad he hecho. Fue una traición a tu confianza».
Él explicaba cómo, tras enterarse de la traición, la llamó para decirle que ahí se acababa la relación y el contacto «hasta nunca». Bueno, hasta ayer, cuando Joaquín revelaba que, meses más tarde, conocería a su esposa, Yolanda Bravo, con quien lleva casado desde 2009.
Tras este ejercicio de sinceridad y 12 años después de esa llamada en la que Prat colgó a Berrocal tras despedirse de ella para siempre, ayer sellaron la paz ante las cámaras con un choque de codos, tal y como indica el protocolo de buenas maneras en tiempos de coronavirus.
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