25 lecciones sobre la vida que nos enseñó ‘Thelma & Louise’

Nada tienen de especial dos mujeres que se dan la mano. El matiz viene después, cuando lo hacen a 100 kilómetros por hora volando sobre el Cañón del Colorado y cortando la respiración a toda una generación de espectadores. Convertida en un clásico moderno, Thelma y Louise cumple 30 años como un referente para Hollywood. Pero un cuarto de siglo después, aún queda camino por recorrer. Las actrices siguen sufriendo para encontrar personajes complejos, algunos espectadores se quejan de que en Star Wars o Cazafantasmas las chicas cobren protagonismo y el cine sobre mujeres todavía es considerado “para mujeres”. Pero en mayo de 1991 esta película demostró que otro cine era posible. Susan Sarandon y Geena Davis siguen hablando sobre Thelma y Louise, reivindicando su legado y, sobre todo, luchando para que el éxito de la película no se quede en una anécdota o una extravagancia.

Thelma y Louise es mucho más que un antes y un después en Hollywood. Es una fábula que de forma visceral nos sacude y nos invita a despertar del letargo. Thelma y Louise deja marcado a todo el que la ve porque, aparte de ser una película sensible y madura, es un manual de supervivencia (quizá “supervivencia” no sea la palabra adecuada) y si seguimos sus lecciones puede que no agrademos a todo el mundo, pero eso no es su problema.

1. Cómo hacerse un selfie

Mucho antes de que el selfie se llamase selfie, Thelma y Louise ya inmortalizaron este ejercicio de reivindicación personal: ellas no necesitan a nadie más para crear su album de recuerdos. Como en la vida real, su Polaroid no les permite repetir la foto si la primera no les gusta, así que ponen su mejor sonrisa, enfocan desde arriba y son felices con el resultado, por imperfecto que sea.

2. Cómo atracar una licorería

Quizá usted piense que no necesita aprender a robar un comercio, pero Thelma tampoco creía que le haría falta y miren cómo acabó. “Si nadie pierde la cabeza nadie perderá la cabeza”. Thelma es nuestra ladrona favorita.

3. Las pequeñas victorias son un triunfo

Puede que medio estado de Arkansas las esté persiguiendo y que cada nuevo giro en la historia las acerque a su fin, pero explotarle el camión cisterna al baboso que llevaba todo el viaje vejándolas sabe a triunfo. Tras años de ser despreciadas, ignoradas y humilladas por los hombres, estas dos forajidas se quedan como nuevas dándole su merecido a este cerdo sobre ruedas.

4. Alerta: su novio es un delincuente

A veces nos enamoramos de alguien que nos acaba decepcionando. Pero Thelma ni siquiera puede hacerse la sorprendida: el autoestopista guaperas le advierte sin pudor que es un ladrón, pero ella está tan excitada que prefiere dejarse embaucar por el cortejo chapucero del delincuente. “Yo soy un ladrón, pero tú me has robado el corazón” podría ser la dedicatoria de una carpeta del instituto, pero para Thelma es suficiente. No podemos culparla.

5. Nunca hay que perder la educación

Mientras Thelma apunta con un arma al policía para que se meta en el maletero, no deja de disculparse y agradecerle su colaboración. Ser una delincuente no significa que tenga que perder los modales y Thelma se despide con toda una declaración de intenciones: “sea bueno con su mujer, mi marido no fue bueno conmigo y mire cómo he acabado”.

6. A veces un revolcón compensa cualquier desgracia

Sí, le han robado 6700 dólares. Sí, han vuelto a humillarla. Pero la cara de felicidad de Thelma cuando aparece en la cafetería como si acabase de salir de un huracán indica que ha merecido la pena. Puede que esto no sea demasiado feminista y Louise se revolvería en su tumba, pero sinceramente, si van a chulearte, por lo menos que estén buenos.

7. la puntería es una virtud infravalorada

Al principio de la película Thelma no quiere ni tocar esa pistola. Hacia el final de su huida, el instinto puro de supervivencia la convierte en una fiera, que protegerá con agallas esa dignidad que ha conseguido salvar. Un disparo certero es suficiente para volar por los aires el camión cisterna y, por extensión, cientos de años de heteropatriarcado. En la vida real, Geena Davis participó en los Juegos Olímpicos de Sidney en 2000 como parte del equipo estadounidense de tiro con arco. Cuidado con ella.

8. Ridley Scott conoce a las mujeres

Tras dirigir Alien, Blade Runner o Legend, Scott no era una elección previsible para esta aventura femenina de carretera. La idea fue de Michelle Pfeiffer y según Geena Davis es lo que ha conseguido que Thelma y Louise sea un clásico atemporal. Según Davis, el sentido de la épica y la grandiosidad con el que Scott rodó la huida convirtió una película de bajo presupuesto en un deslumbrante espectáculo. El desierto, el asfalto, el polvo y las plataformas petroliferas son un universo hostil en el que sin embargo las dos heroínas son libres. Eso no estaba en el guión, eso lo pone la cámara de Ridley Scott. Por desgracia (o no) , películas como Thelma y Louise han impedido que el director sea conocido por parte de cierto sector del público como “el tito Ridley”.

9. Ojalá un final alternativo

Con Thelma y Louise aprendimos a desear que exista una copia de la película en la que las amigas acaban bebiendo caipiriñas en Acapulco. Nunca antes habíamos apoyado tanto a unos criminales como cuando vimos esta película.

10. El cine de los 90 trataba bien al espectador

Aunque ahora resulte difícil de creer, hubo un tiempo en el que los dramas adultos daban dinero en taquilla. Thelma y Louise es un ejemplo brillante de cómo el cine americano de aquella década sabía equilibrar las emociones: esperanza, miedo, satisfacción, decepción. Todo en su justa medida, todo en el momento adecuado. La película no nos trata como si fuéramos tontos, pero tampoco expulsa al espectador medio con torturados dilemas morales e intelectuales. Es una película con mil capas emocionales, todas complejas, pero ejecutada de forma sencilla. Es una película que puede disfrutar cualquier tipo de espectador. Es una película de las que ya no se hacen.

11. Los amigos de verdad no hacen preguntas

Párese un momento a pensar en sus amigos y seres queridos. Imagine que necesita deshacerse de un cadáver. ¿Cuál de ellos le ayudaría sin hacer preguntas ni juzgarle? Quédese con esos, cuídelos.

12. Nos dio a Brad Pitt

Por si Thelma y Louise no nos hubiese cambiado la vida ya, también le debemos el descubrimiento del mayor mito erótico de la década. Su pelazo, sus andares, su encanto irresistible y (citando a Thelma) “su precioso culo” definieron cómo debían ser los sex symbols de los 90: todos los que llegaron después (Mark Van Der Loo, Stephen Dorff) eran versiones de Brad.

13. Las mujeres no son rivales, excepto en los Oscars

Es paradójico que una película sobre la lealtad enfrentase a sus dos actrices a competir por el Oscar. Ninguna ganó. Jodie Foster logró el triunfo gracias a El silencio de los corderos (menudo año de cine) y desde entonces se considera peligroso enviar dos intérpretes de la misma película a la categoría de actor o actriz principal, pues se anularán entre sí.

14. Dos cabalgan juntas

Es imposible montarse en el coche con una amiga y no decir “¡arranca Thelma!” al menos una vez, aunque el destino sea la Manga del Mar Menor y no Tijuana.

15. No todo puede tener secuelas

El éxito de la película podría haber inspirado a Hollywood a hacer más dramas sobre mujeres, pero en cambio lo único que se les ocurrió fue proponer una secuela. En Thelma y Louise. Armadas y deliciosas [este título no es real] las amigas se arrastraban por el desierto, se recuperaban de sus heridas y continuaban su ruta de venganza. Es cuestión de tiempo, eso sí, que Hollywood anuncie el remake de Thelma y Louise con Jennifer Lawrence interpretando a los dos personajes.

16. Huir a México nunca sale bien

Muchos aprendimos que si alguna vez nos metemos en líos en Estados Unidos, lo mejor es salir pitando hacia la frontera con México. También aprendimos que los fugitivos nunca llegan porque sólo hay una cosa que se interponga entre Oklahoma y México: Texas, donde la pena de muerte sigue siendo tendencia.

17. El country en línea tiene su gracia

Justo antes de que se desencadene la tragedia, Thelma se lo pasa bomba con su vestido de algodón blanco (que inspiró varias colecciones de Zara Trafa) bailando country en un bar de carretera. En España el fenómeno no cuajó hasta que Coyote Dax no nos dio la coreografía adecuada, pero menudo verano pasamos.

18. La lealtad femenina mueve el mundo

Sólo hay un tercer personaje femenino en la película: la camarera del bar donde agreden a Thelma que, sin conocerlas, advierte al policía de que “esas chicas no son asesinas” y que era cuestión de tiempo que el violador acabase como acaba. Amén, hermana.

19. Las armas sólo dan problemas

Hay una característica de la sociedad norteamericana que en España sólo conocemos a través de las películas: todo el mundo tiene un arma en su casa. Y nunca acaba bien. Si tuviese lugar en España, Thelma y Louise habrían acabado su aventura pescando en una casa rural en Segovia.

20. Los tipos duros también tienen corazón

Jimmy, el novio de Louise, le ofrece una vida de pasión y ceños fruncidos cuando ya es demasiado tarde. Pero demuestra quererla de forma implacable y la ayuda cuando más lo necesita. Jimmy es, junto al policía interpretado por Harvey Keitel, el testimonio de que hay hombres que merecen la pena por muy torpes que sean.

21. La vida es mejor en un descapotable

En España no se llevan, pero si alguna vez hemos montado en un coche con ventanilla en el techo es imposible resistirse a abrirla y dejar que el viento nos haga sentir como unas fugitivas por unos segundos.

22. La vida, la comedia y el drama

La película fue promocionada como una comedia, devastando a todos los espectadores que esperaban salir del cine con una sonrisa. Lo cierto es que su final, aunque trágico, es tan poético que efectivamente nos da ganas de vivir y hace que recordemos la película con cariño y no con tristeza. Thelma y Louise acaba tan arriba (con una recopilación de los momenos más felices) que su mensaje no es triste, sino inspirador.

23. Un calentón puede nublarnos el juicio

“Lo siento, señoría, no sabía lo que hacía. Brad Pitt me convenció de hacerlo” debería estar universalmente aceptado como defensa en un juicio.

24. Quien tiene un amigo tiene un tesoro

La de Thelma y Louise es probablemente la amistad más icónica del cine. Su lealtad es incondicional y sus reproches son pasajeros. Las dos amigas sólo se tienen la una a la otra, pero no necesitan más: se turnan para conducir, para cometer errores y para tomar decisiones. Y en ningún momento explican cómo se sienten. No hace falta.

25. El lujo de poder elegir

En el mundo real, Thelma y Louise se habrían entregado a la policía. Pero el espíritu de la película es libre: su final, como toda su aventura, debe ser en sus propios términos. Han llegado hasta ahí equivocándose, pero al menos son sus propios errores. Puede que ellas no hayan puesto las reglas del mundo en el que viven, pero durante dos días y medio mandan y eso es todo lo que importa. Geena Davis ha reconocido, decepcionada, que la película no cambió en absoluto la difícil posición de las mujeres en Hollywood. Y tiene razón. Al fin y al cabo, es sólo una película. Pero durante esas dos horas, las mujeres dominaron el mundo.

Artículo publicado originalmente el 18 de mayo de 2016 y actualizado.

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