El yoga (sí, el yoga restaurativo entra dentro de lo que diremos a continuación) es el rey de Instagram por muchos motivos, el principal, porque las modelos y bligueras quedan genial a contraluz haciendo la posición del guerrero, porque hay como doscientas escuelas de yoga distintas y porque el otro rey del deporte, el running, nos hace sudar de una forma muy poco estética. Pero lo que sale en Instagram no es tu realidad cuando te reúnes con otros cuarenta mortales en tu primera clase de yoga y descubres que no puedes llevar camiseta ancha a las clases porque al hacer la postura de la vela te la comes al tiempo que dejas al aire tus lorzas; que hay quien aprovecha para echarse la siesta en la relajación final y que algunas posturas liberan todo el gas que lleva dentro tu compañero de delante.
Para hacerla:
– Separa los pies y colócate con las piernas estiradas y los brazos extendidos hacia los lados con las palmas hacia abajo. Abre el pie derecho hacia afuera unos 90º y el izquierdo unos 45º. El arco del pie izquierdo tienen que estar alineado con el talón del pie derecho.
– Inhala y abre el pecho hacia arriba y hacia el lado derecho. Dóblate hacia abajo y posa tu mano derecha en la espinilla, el tobillo o el suelo, dependiendo de tu flexibilidad.
– Extiende la mano izquierda hacia el cielo. Debes estirar el tronco hacia la pierna adelantada a la vez que llevas las caderas ligeramente hacia delante. Aguanta la postura y llévalo con filosofía.
Navasana, la postura de la barca
Para hacerla con soltura necesitas los abdominales de Alicia Vikander en Lara Croft. Es una asana de acción que requiere mucho esfuerzo, pero resulta impagable para trabajar la faja abdominaly ayudar, de paso, a nuestra columna vertebral .
Para hacerla:
– Sentada con las piernas estiradas, pon las palmas de las manos en el suelo y, presionando contra la esterilla, abre el pecho y estira la espalda. Activa abdominales y mantén firme el tronco.
– Inclinándote ligeramente hacia atrás, levanta las piernas doblando las rodillas. Extiende los brazos hacia delante y sitúa las manos con las palmas mirándose entre sí.
– Olvídate de las mollas y de que te estás poniendo roja como un tomate y concéntrate en mirar hacia los dedos de los pies de las piernas y en no curvar la espalda.
Gomukhasana, la postura de la vaca
Sirve para trabajar la apertura de las caderas y los hombros. Y también para darte cuenta de que no eres igual de flexible en ambos lados del cuerpo. Un dato curioso para saca r a relucir en tu próxima conversación de ascensor.
Para hacerla:
– Sentada con las piernas estiradas, flexiona la pierna derecha y crúzala sobre la izquierda, colocando el pie derecho al lado de la cadera izquierda. Dobla ahora la pierna izquierda y coloca el pie al lado de la cadera derecha.
– Dobla el brazo derecho hacia atrás e intenta tocar con los dedos la parte más alta de la espalda. Levanta el brazo izquierdo, dóblalo hacia atrás y trata de agarrar los dedos de la otra mano.
– Abre el pecho llevando los brazos en direcciones opuestas. Repite en el otro lado.
Savasana, la postura del cadáver
En una savasana bien hecha nos relaja por que ponemos la mente en modo ahorro y disfrutamos de una desconexión total. No vale hacer la lista de la compra. No vale repasar el planning del fin de semana. Y tampoco vale echarse una siesta.
Para hacerla:
– Sentada con las piernas extendidas, coloca los brazos paralelos al suelo frente a ti, estira los pies y, utilizando los músculos del abdomen, ve tumbándote en el suelo vértebra a vértebra.
– Coloca los brazos a los lados del cuerpo, relajados, y las palmas mirando hacia arriba. La barbilla apuntando al pecho, los hombros apoyados en la esterilla. La cabeza relajada y el cuello totalmente apoyado en el suelo. Hasta los pies tienen que estar relajados.
– Realiza un escáner desde la cabeza a los pies para ir relajando los músculos, especialmente en los puntos de mayor tensión y activando la respiración abdominal.
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