He visto cuadros inéditos de Goya, Rembrandt o Zurbarán. Cada año es una sorpresa. ¡Aquí se mueve mucho dinero!”. Así habla la coleccionista y pintora Mayte Spínola de la TEFAF, una de las ferias de arte y antigüedades más importantes de Europa que se celebra desde 1988 en Maastricht (Holanda) y que este año tendrá lugar del 7 al 15 de marzo. Además de la viuda del empresario Graciliano Barreiros, este pequeño rincón de la geografía neerlandesa ve incrementada su población durante esos días con la llegada de mecenas ávidos de obras únicas con las que ampliar sus colecciones. Aunque en sus inicios fue concebida como un espacio de piezas más clásicas, ahora se puede adquirir desde la carroza del hijo de Felipe V —en la imagen y a la venta el año pasado— hasta las propuestas de los autores contemporáneos más codiciados, como Banksy.
La empresaria y mecenas Alicia Koplowitz es otra de esas visitantes ilustres. De hecho, fue en los pasillos del Centro de Exposiciones y Conferencias, lugar en el que se celebra la feria, donde Pierre Curie, conservador jefe del Museo Jacquemart-André, le propuso exponer por primera vez su impresionante pinacoteca en ese centro parisino. Era 2017. Pero acudir a Maastricht a vender no es tarea fácil. Las 280 galerías participantes han sido elegidas por un comité de expertos tras un riguroso proceso de selección. En esta ocasión, la representación española la componen Deborah Elvira, hija de Luis Elvira —primer español en participar (1992)— y los anticuarios López de Aragón, Colnaghi, Caylus, Mayoral, Artur Ramon Art y Nicolás Cortés. En esta edición también se espera la asistencia de personalidades como Jaime de Marichalar o el diseñador Valentino Garavani. Pero si quieren encontrar auténticos tesoros, deben ir el día de la previa, donde se vende —dicen— lo mejor del muestrario.
El pasado jueves arrancó el “early access day” y al día siguiente se celebró puntualmente la previa de Tefaf en Maastricht, los dos días más esperados por los 280 galeristasque componen el staff de esta feria y que estaban hechos un mar de nervios. No en vano acababan de pasar el dichoso vetting, un exhaustivo examen que siempre tumba alguna pieza a última hora.
Y como todos los años, en esos dos días previos a la inauguración, comienzan como en un ritual unas ventas millonarias. Visitantes supervip, directivos de los museos de todo el mundo, estudiosos, expertos, coleccionistas importantes con sus tarjetas cantando arias en el bolsillo, alegría por los pasillos, el pequeño aeropuerto de la ciudad holandesa a rebosar de jets privados y mucha gente guapa, pero muy guapa y bien vestida, a lo suyo, unos a vender, otros a buscar y muchos a comprar con la copa de champán en la mano y picando de las bandejas de ostras y foie. La previa, hay que decirlo, es mucho mejor que cualquier alfombra roja o que ninguna semana de la moda. Y ya es oficial: admitidas las sneakers con cualquier modelete y como zapato oficial de la feria.
Dos días antes de esa apertura, al tiempo que iban llegando las grandes piezas a sus stands, custodiadas por todas las medidas de seguridad inimaginables, TEN, el estudio de diseño floral, se ocupa de la puesta en escena de TEFAF, casi 80.000 flores este año, nubes, “chandeliers” y photocalls en un montaje espectacular entre peonías y tulipanes de todos los colores.
Mientras tanto, los galeristas, ya mas tranquilos respiran con la seguridad de que lo que tienen, es lo que hay. Y ahora ya llega la hora de la verdad: 3-2-1.Comienza la función. Especializada en pintura antigua, pero también en cristal, porcelanas de Sèvres, Meissen, Delft, en joyas medievales o art-decó, mobiliario de infarto y nueve secciones entre las que figura también el arte contemporáneo, arqueología o papel, en los pasillos de TEFAF se alinean los mejores anticuarios del mundo, como J. Kugel, Carlton Hobbs o los Aaron. Se trata de un exponente de calidad en sus piezas y un mentidero de tendencias en este mundo del arte: lo que hay aquí,es lo que cuenta.
En las primera horas de la previa, las galerías más importantes confirmaron ventas cuantiosas, ventas como La Copa de Orfeo obra de cuatro orfebres y encargada por el Emperador Fernando III, fue vendida por J. Kugel a un importante museo. Nicolás Cortés Gallery vendió a una fundación de los Paises Bajos, los retablos de Antonio Moro a un precio marcado de 3 millones de euros o la Galería Caylus su Piedad de Luis Morales ya en la primera jornada.
Entre las españolas la galería de Deborah Elvira, la que más tiempo lleva en esta feria, cuenta que su padre, un conocido anticuario, empezó a traer aquí sus piezas de hierro. Ella le ha dado un giro y ha introducido en su stand la joyería renacentista y medieval, joyas del Imperio Romano o españolas del XVII.
Nicolás Cortés, aunque es un veterano asistente a la Feria junto a su antiguo socio Jorge Coll y con Colnaghi, este año se estrena como galerista independiente en Nicolás Cortés Gallery, con un stand escenográfico. Y nos dice que si tuviera que convencer a un coleccionista joven, no lo dudaría y aconsejaría invertir en arte antiguo porque, afirma, es más original, infinitamente más barato, hay menos, es óptimo, y se va a revalorizar, "pues lo están comprando inversores asiáticos, rusos y gente joven que curiosamente prefieren a Murillo que a Basquiat, les parece más interesante a la hora financiera, se acierta más y son más originales”.
Jorge Coll, una de las partes de Colnaghi, presenta un stand cuidado hasta en su más mínimo detalle introduciendo un recorrido virtual que lleva desde la pantalla hasta una mesa romana de piedras duras del 1600, una de las joyas de su stand además de un Ribera, un Murillo, un Luca Giordano y una colección de pequeños objetos arqueológicos.
Caylus ha traído otra de los tesoros en esta edición: un retrato de Goya que desde el primer momento ha obtenido varios novios y que se encontraba en una colección privada de París desde el año 1992. Afirman que los gustos están cambiando y que hoy es más fácil vender lo naturalista, aunque por algún motivo extraño, está más solicitado lo tétrico y un poco “gore”.
La Feria seguirá abierta en Maastricht todavía una semana, hasta el día 15 de marzo y al final la organización proporciona un interesante informe de tendencias y ventas.
Pero mientras tanto, aquí les dejamos unos cuantos tips sobre las piezas que más están destacando de la feria:
Las más caras de la feria son pinturas como un Goya por 6,2 millones un Sorolla de 3,7 millones, un Picasso de 12,5 millones, un Van Gogh de 12 millones, un mural de Chillida por 3,5 millones, un Degas de 37 millones o un zafiro de Bombay de 360.000 dólares.
Espectaculares sin duda son el “perfect Pink” en Symbolic and Chase, un diamante rosa de 14 kilates de corte esmeralda procedente de Australia y de una pureza inmejorable.
Paisana frente a su granja, que se adquirió en el año 68 en un mercadillo de Londres por 45 libras, y que pasado el correspondiente expertizaje se confirmó a Van Gogh como autor de la obra pasando a valer en la Galería Dickinson 12 millones de euros.
En Colnaghi, una mesa de piedras duras romana de 1600. En J. Kugel la copa de Orfeo,de porcelana cuajada de piedras preciosas realizada por cuatro orfebres en Viena encargada por el Emperador Fernando III.
Pero si yo tuviera una tarjeta tan cantarina como las de algunos visitantes, aquí les dejo mi lista de joyas, que es a lo que he venido:
Además del “perfect Pink”, se impone un paseo por la galería de Viren Baghat donde se puede uno probar y contemplar un anillo de zafiros con el que seguramente se le caerá el dedo, pasarse por la de Deborah Elvira que cuenta con una colección de joyas renacentistas como el medallón de San Nicolás y en la que me quedaría con el anillo de rubíes en forma de cruz del XVII,me probaría en Van Cleef, dos pulseras años veinte como de Gatsby y un huevo de Fabergé en Wartski. Pero volvería a buscar sin duda, a por el sello romano del siglo 1 AC con cabeza de Dionisos, de la Galería Kallos.
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